"No voy a volver a ver la sonrisa de mi nieto": Un hombre se contagió de coronavirus y quedó ciego
Alexander Páez se convirtió en el tercer caso de ceguera como secuela de covid-19 en el mundo. A sus 47 años, este chofer de personas discapacitadas no sabe cómo podrá dar sustento a toda su familia, mientras espera un nuevo tratamiento médico que le dé un nuevo diagnóstico.
Alexander Páez, de 47 años, es un humilde conductor que quedó ciego luego de contagiarse de contraer covid-19. Dice estar dispuesto a someterse a una investigación sobre su caso con la comunidad científica.
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Lo que empezó con una pequeña molestia en sus ojos, en poco más de 5 horas terminó con un diagnóstico médico de ceguera causado por el
covid-19 que terminó por derrumbar al colombiano Alexander Páez,
quien a los 47 años ha tenido que ir adaptándose a vivir en las tinieblas.
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“No voy a volver a ver la sonrisa de mi nieto”, dice Páez, quien simplemente no puede sentirse del todo seguro mientras recorre su casa a tientas,
a pesar de que conoce cada centímetro de la misma.
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Si bien el coronavirus deja secuelas en algunos órganos, Alexander ha tenido la mala suerte de convertirse
en el tercer caso de ceguera en el mundo por covid, tras los acontecidos en
China y Reino Unido.
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“Me dijeron que el nervio óptico se había dañado y que había células que no se iban a regenerar,
por lo que tenía que aprender a vivir con ello”, cuenta un afligido Alexander.
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Sin embargo, a pesar de la angustia que siente hoy, la familia de Alexander anhela una segunda opinión porque
simplemente no quieren verlo sufrir.
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“Lo necesito bien porque
nos quedan muchas cosas por vivir”, dice Angie Páez, quien se ha convertido en los ojos de su padre.
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Y es que lejos de ser descuidado, Alexander recuerda que su contagio se originó por la necesidad de salir a trabajar para poder mantener a sus hijos, padres y nieto. En total,
12 miembros de su familia se contagiaron y se recuperaron, menos él.
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Ahora, este chofer de personas discapacitadas no sabe de qué podrá trabajar para subsistir,
aunque mantiene su fe intacta para encontrar una solución.
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“Yo sé que, además de los doctores, Dios está conmigo para ayudarme. Voy a salir de esta, lo tengo muy claro”, dice Alexander,
quien se muestra dispuesto a someterse a cualquier tratamiento médico que revierta su actual situación.