📸 Estas niñas sufren de desnutrición y padecen una rara enfermedad en la piel para la que no pueden comprar las medicinas
Las pequeñas, de 4 y 9 años, también han sido diagnosticadas con un severo cuadro de desnutrición, al igual que sus padres, quienes no saben qué hacer debido a estar sumergidos en la pobreza extrema.
Dos niñas que viven en condiciones de extrema pobreza fueron diagnosticadas con una rara enfermedad de la piel llamada sarcoptosis, un trastorno de la piel que provoca comezón y salpullido por gran parte del cuerpo.
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Las pequeñas también sufren un cuadro severo de desnutrición, al igual que sus padres, quienes no tienen el dinero que les permita curarlas y ayudarlas a cumplir su anhelo de ir a la escuela tranquilas y sin las burlas de sus compañeros.
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Por si fuera poco, Astrid Maribel y Saida, de 9 y 4 años, viven en Guatemala, sumidas en un contexto de extrema pobreza junto a sus padres, todos diagnosticados con un cuadro severo de desnutrición.
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Sonia Maribel Ilaria Monzón, madre de las niñas, dijo sentirse triste al ver a sus hijas llenas de salpullido y sufriendo una comezón constante, mientras ella y su marido intentan salir adelante con sus propios padecimientos.
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Y es que Rolando López Guzmán, papá de las menores, ha tenido que dejar de trabajar como albañil, debido a los estragos que le provoca estar desnutrido. “Me llega un fuerte dolor de cabeza y siento que me desmayo”, afirma.
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Por eso, el máximo sueño de ambas niñas es poder curarse para ir tranquilas a la escuela para poder estudiar, sin los comentarios que puedan decir sus compañeritos.
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En su día de cumpleaños, y para darles un poco de alegría, Astrid tuvo un pastel que compartió con su familia y otros niños que viven en la zona.
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Cuando llegó la hora de pedir un deseo, Astrid no titubeó: “medicina para curarme”.
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Las niñas tuvieron la oportunidad de visitar un doctor quien las revisó con cuidado y comprobó sus males. “La talla que tienen no corresponde a su edad y es un problema crónico que hay que atender constantemente con un seguimiento”.
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Sin embargo, la extrema pobreza de la familia impide que puedan sortear esos gastos. “A veces me pongo a llorar y le pido a Dios que se compadezca de mí”, dice Rolando, quien sueña con un futuro mejor para sus hijas.