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Un abuelo deja $280 de propina a los empleados de un café que se convirtieron en su 'familia' durante la pandemia

La pandemia dejó a Gilbert 'Gil' Walker sin la reunión habitual con sus amigos de toda la vida en su cafetería favorita, por lo que debió buscar un nuevo lugar en el que pudiera recoger el café desde su camioneta. Fue así como en un Dunkin' Donuts encontró a una nueva 'familia' en medio de la crisis.

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A sus 81 años, Gilbert 'Gil' Walker no dejó que las medidas de mitigación para contener la pandemia le interrumpieran del todo las habituales reuniones con sus amigos en su café favorito.

Lejos de deprimirse, Walker se dedicó a buscar lugares en los que pudiera recoger el café desde su camioneta. Así, tras visitar varios de ellos en Concord, California, en donde ha vivido casi 60 años, este entrenador de atletismo jubilado dio con un Dunkin' Donuts en el que también siente haber encontrado una 'familia'.

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"Tenía una sensación diferente (…) los empleados son tan maravillosos, tan agradables y amables. Cuando me jubilé en el 2000, lo único que extrañé fueron los niños y cuando vi a estos jóvenes me recordó a ellos”, dijo Walker a ABC NEWS.

Un día, Walker se enteró por el mismo propietario de la franquicia, Matt Cobo, que 14 de sus empleados iban a sufrir un recorte en sus salarios debido a las bajas ventas que provocaron las medidas para combatir a la pandemia.

Tanto fue el cariño que sintió por el personal, que en la próxima visita decidió dejar una propina en un sobre con 14 billetes de $20, para un total de $280 que pidió fueran repartidos entre los empleados, como una muestra de agradecimiento por hacerle más llevadero este tiempo de crisis.


A partir de ese momento, este abuelo se convirtió en el cliente predilecto del establecimiento. “La vida ha sido buena para mi esposa (Virginia) y para mí, aquí en Concord. Somos maestros jubilados, no somos ricos, pero tenemos lo suficiente para compartir con lo que tenemos", precisó.

"Me dejó sin aliento. No sabíamos cómo responder, esto era nuevo para todos nosotros”, dijo Cobo, quien añadió que ahora todos en el establecimiento esperan la llegada de Walker -a quien llaman ‘abuelo’ de cariño- para atender su pedido de todos los días: un café helado para él y un té latte chai con canela para su esposa.

Ahora no quieren cobrarle, pero Walker se niega a que le regalen su café. El propietario incluso ha llegado a poner un letrero en tono de broma en el establecimiento en el que deja claro que quien llegue a recibir el dinero de su cliente favorito, simplemente será despedido de inmediato.

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La camaradería ha llegado a tal nivel que los empleados de la tienda le organizaron una fiesta a Walker y su esposa por su aniversario 62 de matrimonio y una fiesta por su cumpleaños, las dos en el estacionamiento y respetando las restricciones para frenar la propagación del virus.

"Todos en este momento anhelamos un mañana mejor, y lo que él hace por nosotros es darnos esa esperanza", dijo Cobo.

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