La gran mayoría de los migrantes son de Honduras y Guatemala, los cuales tienen que caminar entre 3 y 4 horas luego de cruzar el río para entregarse a la patrulla fronteriza. Muchos están entrando por segunda vez e imploran que no los deporten de nuevo. "Si nos dan una oportunidad pues la vamos a aprovechar para sacar los hijos adelante", dijo Joselyn Gámez, migrante hondureña.
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