A pesar de la vigilancia de helicópteros y la instalación de campamentos por parte de la Guardia Nacional de EEUU en la zona fronteriza de Roma, Texas, decenas de inmigrantes siguen cruzando a diario en balsas el Río Bravo. Una vez en suelo estadounidense, los militares guían a los indocumentados hasta el puesto de control de la Patrulla Fronteriza para que sean procesados.
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