Cientos de ellos, con el objetivo de eludir a las autoridades, deciden arriesgar sus vidas pasando por los denominados puntos ciegos de la frontera de Agua Caliente, donde tienen que enfrentarse a complicados caminos bajo la guía de un “pollero”. Quienes viven en estas boscosas zonas aseguran que por allí ven pasar de manera constante a hondureños, venezolanos, nicaragüenses y cubanos, principalmente en las noches.
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