Diego Mata, un joven guatemalteco de 17 años, llegó a EEUU a finales de marzo atravesando el Río Bravo en una balsa. La razón principal de su viaje era poder abrazar a su madre, quien lo dejó en su país natal cuando era un bebé. Una vez fue liberado de un centro para menores en Texas, viajó a Maryland para el reencuentro. "Ya diosito me hizo ver a mi mamita", dijo en medio de las lágrimas en el aeropuerto.
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