Familias enteras, algunas con niños en brazos, se lanzan a la fuerte corriente del río Bravo entre Eagle Pass, Texas, y Piedras Negras, México. Grupos de 10, 20 y hasta 60 personas, en su mayoría migrantes cubanos y venezolanos, se ayudan para llegar al otro lado, incluso con el apoyo de habitantes de la zona que se suman a los rescates cuando la fuerza del agua los arrastra.
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