Los Ramírez llevan cerca de dos semanas acampando al pie de una ventana desde donde pueden ver a su padre, Moisés, mientras permanece conectado a un respirador artificial a causa del coronavirus. El cuarto del hombre está en un primer piso y al lado de un estacionamiento, razón por la que la familia aprovechó para acompañarlo. Su esposa y sus hijas se turnan para estar en el sitio las 24 horas, sin importar la temperatura. Ellos ha prometido no moverse del sitio hasta que su ser querido se recupere.
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