Aquellos que intenten cruzar sin pagar y sin portar un brazalete corren el riesgo de ser secuestrados o asesinados. "Es como un pago que nos obligan a hacer para cruzar el Río Bravo", aseguró un inmigrante tras lograr arribar a EEUU. Todos los indocumentados, niños o adultos, portan las pulseras en muñecas o tobillos, pues nadie está exento del pago, y se desprenden de ellas una vez pisan suelo estadounidense.
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