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Lo que dice la ropa de Ivanka Trump desde que su padre se hizo presidente
Poder llevar un registro de estilo casi diario de lo que ha usado la hija mayor de Donald Trump es la mayor evidencia de su gran exposición y de la relevancia que ella ha cobrado dentro del poder. Asistente infaltable a reuniones y diligencias de estado, Ivanka hace eco de su protagonismo con sus vestidos.

El wrap dress, o vestido cruzado, creado orginalmente por Diane Von Furstenberg en los años 70 para que las mujeres pudieran usar una prenda práctica a la hora de ir a trabajar, es otra de las siluetas que Ivanka Trump ha incluido en su nuevo clóset, hecho de colores serios y ejecutivos como el negro, el azul navy, o el camel, justo el tono que usó el 10 de febrero en la reunión que tuvo lugar en la Casa Blanca con el primer ministro japonés, Shinzo Abe.
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Su ropa es muy diferente desde que entró a caminar en el poder. A pesar de que no tiene ningún cargo oficial, Ivanka Trump es fiel compañera de su padre en diligencias de estado y reuniones y su estilo formal, estructurado, conservador no es más que el eco de la relevancia que ha cobrado al interior de la Casa Blanca. Con este abrigo de lana y estructura de terciopelo negro en la espalda la vimos caminar con paso altivo al lado de su padre el 2 de febrero para rendirle homenaje al primer militar caído en combate durante su mandato.
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Lejos del colorido y de la ligereza protocolaria que se puede permitir una empresaria joven que gobierna negocios de moda, en su transición hacia la política, Ivanka Trump ha depurado su clóset abrazando siluetas clásicas emblemáticas de las mujeres cuando tienen que conquistar universos típicamente masculinos. Es caso del power suit o sastre pantalón que usó el 15 de febrero para la rueda de prensa con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Su apuesta no solo trajo a la mente a Hillary Clinton y su revolución estética, sino que invocó a todas esas mujeres que hicieron su paso al mundo laboral desde los años 30 usando este poderoso conjunto.
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Aunque Ivanka Trump ha insistido en que no caminará en los zapatos del rol de primera dama, lo cierto es que la ausencia de Melania le ha abierto un camino que ella ha sabido aprovechar para consolidarse como la figura, blanda, cálida y empática junto a Donald Trump. Alejada de la formalidad propia de una mujer de 35 años, Ivanka ha elegido ropa más conservadora y seria que acentúa esa percepción de madurez y relevancia. Con este buzo de cuello tortuga azul y esta falda tipo lápiz de raya tiza la vimos acompañar a Alveda King, sobrina de Martin Luther King Jr., durante la alocución que hizo Trump en el Museo Smithsonian.
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Las galas nocturnas, sin embargo, han sido su momento para delatar su pasión por las tendencias y el glamour. Mientras en su rutina diaria el conservadurismo parece ser la consigna, al momento de elegir sus trajes largos, Ivanka se da licencias como llevar sus hombros descubiertos, como en este modelo off-shoulders negro que usó en la casa de Mar-a-Lago, Florida, cuando el primer ministro japonés fue invitado de honor.
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Su gusto por la ropa costosa, sin embargo, le jugó una mala pasada cuando esta foto que ella publicó en su Instagram coincidió con toda la crisis provocada por el veto migratorio impuesto por su padre a los refugiados sirios. Las redes ardían mientras compraban el plata intenso del vestido, de Carolina Herrera, con la manta térmica que le entregan a los sirios que logran llegar salvos a nuevas tierras.

Si durante ocho años la Casa Blanca fue el paisaje perfecto para acoger escenas de amor entre Michelle y Barack Obama, esa narrativa de romance parece ahora encarnarse en la figura de la joven pareja de Ivanka Trump y su esposo, Jared Kushner, quienes son asistentes infaltables a los eventos más importantes de gobierno. El 17 de febrero Ivanka eligió un abrigo blanco de doble abotonadura sobre su traje para visitar junto a su padre y esposo la planta de Boeing en Carolina del Sur.
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Ivanka ha usado estratégicamente sus redes sociales para mostrar cómo ella parece combinar perfectamente su agitada vida en el poder con la de ser mamá. Mientras en la adminsitración anterior, la privacidad de las pequeñas Obama se cuidaba con celo, Ivanka atrae más seguidores publicando graciosas fotos de sus hijos compartiendo con ella en la Casa Blanca. En la noche del 12 de febrero antes de tomar el Air Force One para regresar de Floriada a Washington Ivanka dio lecciones de estilo llevando unos sweatpants (pantalones de corte sudadera) con unos kitten heels azules dejando claro que sus labores de madre no ponen en jaque su devoción por el estilo.
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Ivanka Trump, cuando no era más que una empresaria socialite, solía llevar trajes vistosos y sus brazos muchas veces al descubierto. Su legitimación en el campo de la política ha pasado por desterrar los escotes. Ivanka ha echado mano de prendas neutras como la emblemática camisa blanca de la que Carolina Herrera, la diseñadora venezolana, siempre ha dicho "es el mejor secreto de la elegancia".
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La neutralidad de sus atuendos no ha sido, sin embargo, obstáculo para que Ivanka empiece a crear un cierto hálito de ícono de estilo. Aunque en esa lides Melania parece mucho más evidente y atrevida, Ivanka ha sabido capitalizar sus apariciones públicas para crear imágenes memorables con su ropa y su familia para que el electorado cree así más empatía y cercanía con la familia Trump que gobierna en la Casa Blanca. Así, con gabán de solapa y gafas de sol la vimos aterrizar en Palm Beach, Florida, el 10 de febrero para pasar parte del fin de semana con su padre.
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En esta sumatoria de piezas clásicas, el little black dress, o mini vestido negro que le heredó Chanel al armario femenino, ha sido un comodín para la contínua exposición de Melania Trump en el recinto oval. Poder hacer un registro de estilo casi diario de su ropa es la mejor evidencia de que casi día a día Ivanka se involucra con asuntos del poder. La gran cercanía con su padre es incluso mayor de lo que se podía sospechar.
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Si bien su armario ha permanecido un poco huérfano de famosas marcas o diseñadores que reivindiquen la autoría de sus atuendos, para la noche de posesión el pasado 20 de enero, la hija mayor del presidente Trump sí que hizo gala de su pasión por la moda. Para toda la velada eligió nombres relevantes de la industria, que para sorpresa de muchos terminaron siendo los dos de origen latinoamericano. En el baile usó un vestido de escote tipo corazón con bordados de lentejuelas de la venezolana Carolina Herrera.
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Durante la ceremonia de juramento, Ivanka sorprendió usando un traje de pantalón blanco con un semi-vestido encima creado por la casa Oscar de la Renta. Un traje que parecía más propio para Hillary Clinton en el caso de haber sido elegida como presidenta, una vez que los pantalones y el color blanco se convirtieron en eco de los movimientos sufragistas y, en tanto, en emblema del feminismo que apoyaba a la candidata demócrata. ¿Fue esa una decisión deliberada?
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A diferencia de Melania, Ivanka parece cómoda en el nuevo rol en la que la puso la decisión de su padre de lanzarse como presidente. Mientras Melania siempre ha hablado de querer ser prioritariamente una madre, Ivanka desde el inicio del periodo presidencial se mostró dispuesta a llamar la atención con sus vestidos, como lo hizo con este traje blanco y negro, en la cena antesala de la posesión, el 19 de enero.

