En sus 15 años trabajando en comunicaciones con diferentes republicanos, Sean Spicer trabajó con el presidente George W Bush como representante de comercio y como conejo de pascua.
Antes de Trump, Sean Spicer tenía otro trabajo en la Casa Blanca: era el conejo de Pascua
Durante dos años, en la administración de George W. Bush, el polémico jefe de prensa de Donald Trump se disfrazó de conejo para las celebraciones de la Pascua. Las fotos que circulan por las redes solo acentúan otras actitudes que revelan, cuando menos, un peculiar carácter.

Sí, así como se lee. Durante dos años, el polémico director de comunicaciones de Donald Trump llevó un peludo y regordete disfraz de conejo durante la tradicional celebración de la Pascua en el recinto de gobierno.
¿Spicer en la piel de un cándido conejo? Las redes sociales no han podido más que expresar su asombro compartiendo las fotografías que muestran a un sonriente Spicer disfrazado de cuello para abajo y con una cabeza gigante y de orejas en la mano sin disimular sus mejillas sonrojadas. En la foto lo acompaña John Schenz, el creador del tradicional disfraz, quien en su momento le confesó al Washington Post que adentro hacía "calor como en el infierno".
Pensar en encontrarse debajo de un tierno disfraz al encargado de vetarle el acceso a ruedas de prensa a reputados medios como CNN, Time y el New York Times y al que tachó de mentira todas las fotos de la inauguración para poder soportar su argumento de que la posesión de Donald Trump había sido apoteósica tiene en shock a muchos, aunque, la verdad es que Spicer ha ido construyendo y develando un universo tan peculiar que ya nada parece salido de proporción.
Sorprende tanto imaginarlo en nobles menesteres como muñeco de pascua, que verlo con un cepillo sacudiendo la solapa de Stephen Miller antes de salir en una entrevista en Face The Nation, mientras él consejero, incómodo, trata de zafarse de la insólita situación.
Con esa actitud propia de mayordomos del Siglo XVIII, capturada también en fotos, parece dejar claro que su trabajo no solo se trata de sacudir el desorden que se arma en la Casa Blanca cada vez que el presidente hace una declaración, sino que literalmente está ahí dispuesto a ajustar los trajes de sus superiores.
Pero si verlo disfrazado o armado con un cepillo de quitar motas no parece ser suficiente evidencia de su carácter particular, quizás saber que el hombre se pone en la boca más de 35 partillas de goma de mascar Orbit de canela todos los días pueda por fin revelarnos algo de su inatrapable figura, sobretodo cuando ha confesado que “se los traga y que el médico le ha dicho que eso no le causará daños”. Esta extraña manía fue llevada a niveles hilarantes por la cómica Melissa McCarthy en Saturday Night Live, parodia que no caló muy bien en la Casa Blanca y que hizo que el mismo Spicer advirtiera que a la cómica “se le había ido la mano”.
De Spicer quizás se pueda decir una cosa más: es un hombre que suele lleva el traje errado. En su primera aparición en público como jefe de prensa del gobierno de Donald Trump expertos en moda pero también sus más desprevenidos testigos pudieron darse cuenta cómo su saco gris de raya tiza era unas cuantas tallas más grande, parecía flotar sobre sus hombros y dejar un vacío imperdonable entre el cuello del saco y el de la camisa.
La mala imagen que dio su infortunada selección estilística fue tan evidente, que en los días siguientes lo vimos usar otro traje completamente diferente. Spicer hizo una nueva aparición esta vez con una corbata con estructura y bien anudada y una camisa blanca con un cuello digno de un hombre de la política. Pero sobre todo con un traje oscuro, como algunos medios reportaron, era el deseo de Trump. Quizás alguien al interior de la Casa Blanca se percató de que todo un representante de gobierno no podía permitirse esos errores.

Con malos trajes o vestido de conejo, Sean Spicer parece ser de cualquier manera un hombre que vale la pena conocer y seguir de cerca una vez que él es, al fin y al cabo, el hombre que le narra al mundo lo que sucede en "el país de las maravillas" de Trump.
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