En fotos: La explosión les cambió la vida y destruyó sus hogares, ahora regresan a lo que quedó de ellos
El pasado martes 4 de agosto, una impresionante doble explosión cambió la vida a más de 250,000 habitantes de Beirut. Se estima que 6,200 edificios resultaron dañados considerablemente. Algunos de esos damnificados han vuelto a sus hogares para intentar rescatar recuerdos, utensilios o artículos para tratar de empezar de nuevo.
Fares Khalife, posa para una fotografía fuera de su apartamento y tienda
destruidos después de la explosión del pasado martes 4 de agosto en el puerto marítimo de Beirut, Líbano.
Hassan Ammar/AP
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Farah Mahmoud,
envuelta en la bandera nacional libanesa, revisa el apartamento destruido de sus padres después de la
explosión en el puerto marítimo de Beirut. Farah mira con nostalgia una de las paredes, donde sigue un cuadro que resistió al impacto, mientras el resto de la casa se puede ver con graves daños estructurales.
Hassan Ammar/AP
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Fouad Armali fuma de una pipa de agua en su apartamento destruido en el vecindario de Gemmayzeh, que sufrió graves daños tras la explosión.
Tras días de tensión, Fouad disfruta de un poco de calma junto al marco en el que antes estaba una ventana. Su departamento luce los estragos del suceso, aunque ha ido acomodando de a poco lo que quedó.
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Hasan Al Armali, sostiene un reloj de pared que dejó de funcionar en el momento exacto de la explosión
. La hora en el reloj son las 6:04.
Hassan Ammar/AP
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Waleed Mokbel, de 78 años, posa para una fotografía dentro de su apartamento destruido.
Con el gesto abatido y cansado, Waleed contempla la destrucción de su hogar.
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Found Armali se sienta dentro de su apartamento destruido, con la mirada fija en el suelo. Las paredes lucen sumamente dañadas, así como varias puertas de madera que no soportaron el fuerte impacto de la onda expansiva.
Found se convirtió en uno más del cuarto de millón de habitantes sin una vivienda apta para habitar.
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George Abdo, de 58 años, posa
sentado en uno de sus sillones que alcanzó a mantenerse casi intacto. Vestido con una camiseta de la selección española de fútbol, George le da la espalda a un impresionante marco con vista a la calle en el que hubo una vez un ventanal de gran tamaño.
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Alain Shoucair, de 38 años, posa mientras sostiene su guitarra rota en lo que queda de su apartamento.
Dentro de una habitación que funcionaba como estudio, una estantería alcanzó a mantenerse intacta con los artículos y recuerdos musicales de Alain.
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Mona al-Shami posa dentro de su apartamento en Qarantina, cerca del lugar de la explosión. Tras la primera explosión pudo esconderse debajo de una mesa.
Luego, cuando se suscitó la segunda, "todo voló y explotó", declaró. Ella y su hermana quedaron inconscientes por unos minutos. Cuando despertaron se dieron cuenta del desastre. "Gracias a Dios estamos vivos, pero todo se ha ido: nuestra casa, coche, todo", dice, rompiendo a llorar.
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Said Al Assaad, de 24 años, posa dentro de la villa destruida de su abuelo, la que fuera una hermosa casa tradicional en la planta baja en el distrito histórico de Mar Mikhail frente al puerto. Él estaba en las montañas cuando ocurrió la explosión. Su familia sobrevivió.
Pero el barrio, los edificios y tiendas están en ruinas. “Destrucción como nunca viste y nunca verás en tu vida. Nunca esperé ver algo así, ni siquiera en un videojuego ”, dijo.
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Sandrine Zeinoun, de 34 años, posa
mientras observa por el marco del que fue una ventana, con restos de vidrios todavía colgando.