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Coronavirus

El desparasitante que muchos buscan en México para protegerse del coronavirus, pero es desaconsejado por la OMS

Aunque no hay sólida evidencia sobre su eficacia, ni garantías de su seguridad, la poca data sobre los supuestos beneficios de este desparasitante contra el nuevo coronavirus ha bastado para que muchos corran desesperados a la farmacia a comprarlo. Contraviniendo las recomendaciones de la OMS, algunos países latinoamericanos lo han incluido en sus lineamientos oficiales, lo que suma aún más confusión.
15 Jul 2020 – 09:53 AM EDT
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No hay evidencia científica sólida sobre los supuestos beneficios de la ivermectina contra el covid-19 y existe el riesgo de peligrosos efectos secundarios, advierte la FDA. Crédito: Isaias Alvarado/ Univision

La ivermectina, un desparasitante usado en el campo veterinario e indicado en humanos para el tratamiento de condiciones específicas como la oncocercosis de los ríos, la sarna, los piojos y la rosácea, entre otras, se está agotando en los anaqueles de farmacias, luego de que estudios muy preliminares sugirieran su potencial uso para el covid-19. Pero no hay evidencia científica sólida sobre los supuestos beneficios y existe el riesgo de peligrosos efectos secundarios, advierte la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA por sus siglas en inglés).

La misma postura de la Organización Mundial de la Salud que, tras revisar los estudios disponibles, determinó que esas investigaciones tenían “un alto riesgo de sesgo, muy poca certeza de la evidencia” y que la poca que existe es “insuficiente” para establecer conclusiones sobre sus beneficios o daños.

Lo mismo suscriben otras agencias sanitarias en Europa y Colombia, por mencionar algunas.

Aun así, su popularidad aumenta como un ‘secreto a voces’ entre pacientes y algunos médicos con anécdotas sobre su supuesta eficacia, aunque la data científica existente hasta la fecha sea dudosa o extremadamente incipiente. El fármaco escasea en farmacias de México y muchos otros países.

Varios gobiernos latinoamericanos incluso lo han incorporado a sus lineamientos clínicos oficiales para tratar a pacientes con covid-19, aun cuando la Organización Panamericana de la Salud tuvo que emitir comunicado donde categóricamente lo desaconseja y advierte sobre su “incorrecto uso para el tratamiento del covid-19 sin evidencia científica sobre su eficacia o seguridad”.

En Bolivia, las autoridades de salud aprobaron la ivermectina para el tratamiento de pacientes con coronavirus bajo protocolo médico y consentimiento informado. “Pedimos a nuestros colegas médicos, que van a utilizar este producto, que lo hagan con consentimiento informado, el paciente con covid-19 debe conocer que se está utilizando en esta enfermedad un producto que está a prueba y conocer las reacciones adversas que le puede producir”, dijo el ministro de salud a principios de mayo.

Algo similar ocurrió en Perú donde además, según reportes del diario El Comercio, funcionarios públicos de una localidad llegaron a repartir ivermectina veterinaria, difundiendo los supuestos efectos del medicamento como terapia “que combate el virus en 48 horas”, algo que -según profesionales de la salud- no sólo carece de asidero, sino que puede ser sumamente peligroso.

“Aquí dos pacientes sufriendo las consecuencias. La desesperación del paciente y del médico”, tuiteó a modo de denuncia Juan Celis, médico peruano especializado en enfermedades infecciosas, junto a una foto de grandes ampollas que dejaron inyecciones de ivermectina para animales en las personas.

En Brasil, la Secretaría de Salud de Natal, incorporó la ivermectina a un protocolo médico “preventivo” contra el nuevo coronavirus.

Un pre-print esperanzador, pero cuestionado

El interés en este agente desparasitante, aislado por primera vez en los años 70 y usado desde entonces para tratar y prevenir enfermedades relacionadas con parásitos en humanos, mascotas y ganado, surge a raíz de un estudio publicado en un cuestionado pre-print a principios de abril en el que determinaron que en cultivos celulares en un laboratorio -no en personas-, la ivermectina funcionó como inhibidor del SARS-CoV-2.

“Este tipo de pruebas de laboratorio son muy usados al comienzo del desarrollo de fármacos. Se requieren pruebas adicionales para determinar si la ivermectina puede ser apropiada para prevenir o tratar el coronavirus”, dice la FDA.

La ivermectina ha demostrado tener algunos efectos antivirales sobre otros virus como el del VIH, el dengue, la influenza y el Zika entre otros, al menos en laboratorio.

Pero la dosis utilizada para lograr la reducción de la carga viral del SARS-CoV-2 fue mucho más alta que la aprobada por la FDA para el tratamiento de enfermedades parasitarias. No hay garantías sobre su seguridad o eficacia en humanos.

Al revisar toda la data científica disponible sobre la ivermectina, la OMS decidió excluirla del Solidarity Trial para Tratamientos del Covid-19, una iniciativa global para encontrar una terapia efectiva contra la enfermedad. Esto es un indicador de que los indicios que hay sobre su potencial aplicación contra el covid-19 no son muy sólidos. Aun así, hay algunos ensayos clínicos independientes en curso.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades enfatizan en los riesgos de automedicarse. “Aunque hay usos aprobados para la ivermectina en personas y animales, no está aprobado para prevenir o tratar el covid-19 a menos de que haya sido prescrito por un proveedor médico y adquirido de una fuente legítima”, insisten.

Efectos secundarios

Usada bajo la dosis y fines recomendados, la ivermectina es generalmente bien tolerada, explica en un artículo de The Conversation Andrew McLachlan, decano de la Escuela de Farmacia de la Universidad de Sídney (Australia).

Algunos de los efectos secundarios que pueden asociarse con la ivermectina, según la FDA, incluyen sarpullido, náuseas, vómitos, diarrea, dolor de estómago, hinchazón del rostro o de las extremidades, eventos adversos neurológicos (mareos, convulsiones, confusión), baja repentina de la presión arterial, sarpullido grave que pueda requerir hospitalización y lesión hepática (hepatitis).

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