Gypsy Rose Blanchard, 32 años, acaba de ser puesta en libertad. Esta joven fue condenada por ayudar a matar a su madre. Su historia inspiró un documental de HBO y una miniserie de Hulu.
Liberan a Gypsy Rose Blanchard, la mujer que mató a su madre porque la obligó a fingir que estaba enferma para recaudar dinero
En 2016 fue condenada a diez años de cárcel por ser cómplice del asesinato de su madre, que le obligó a fingir durante décadas que estaba enferma. Su historia ha inspirado un documental en HBO y una serie en Hulu.

"Siento que soy más libre en prisión que viviendo con mi mamá. Porque ahora tengo permitido vivir como una mujer normal", aseguró todavía en dependencias peniteciarias en 2020, cuando concedió una entrevista a la cadena ABC.
Este jueves, esta joven originaria de Misuri, fue puesta en libertad tras cumplir el 85% de su condena original, según explicó Karen Pojmann, portavoz del Departamento Correccional de Missouri. “Estoy preparada para la libertad”, aseguró esta mujer en una entrevista con la revista People poco antes de salir de la cárcel.
El caso de Blanchard despertó el interés de los medios de comunicación. Esta mujer persuadió a su pareja, al que conoció en una página web cristiana de citas, para que asesinase a su madre, Clauddine "Dee Dee" Blanchard.
¿El móvil del crimen? La joven había sido forzada a asumir una incapacidad que no tenía diagnosticada. Su madre le obligó a fingir durante años que era discapacitada, tenía leucemia, distrofia muscular, epilepsia, asma y hasta un tubo por el que la alimentaban. Eso fue lo que su madre le hizo creer al mundo, a todos sus familiares, conocidos y a las organizaciones que durante años les dieron un sinnúmero de donaciones.
"La gente le decía constantemente a Dee Dee lo maravillosa madre que era, y Dee Dee recibía toda esta atención", explicó el abogado de Gypsy Rose, Michael Stanfield.
Les regalaron una casa con rampa para discapacitados, viajes gratis a Disney World y recibieron la caridad de fundaciones como Ronald McDonald House y la Fundación Make a Wish (Pide un Deseo), entre muchas otras. Mientras tanto Gypsy Rose era sometida a cirugías que no necesitaba, le recetaban medicamentos para enfermedades que no tenía y que contribuían a deteriorar su salud, porque le provocaban caídas de dientes y adoptar el físico de una persona enferma.
Gypsy Rose estaba perfectamente sana
La condenada estaba perfectamente sana. Su madre sufría el síndrome Munchausen por poderes, un trastorno psicológico por el cual un padre o cuidador exagera, provoca o atribuye enfermedades físicas o mentales a las personas a su cargo con el fin de generar simpatía o llamar la atención, según Stanfield.
Entre las artimañas utilizadas durante años por la madre de Gypsy para mantener la mentira, llegó a asegurar a los sanitarios que el historial médico de su hija se había perdido en el huracán Katrina. Si le hacían demasiadas preguntas, se buscaba otro médico y afeitaba la cabeza de la niña para respaldar su historia. Entre los procedimientos innecesarios a los que la condenada fue sometida estaba la extirpación de las glándulas salivales, relató Stanfield.
La vida de esta mujer de 32 años fue muy solitaria durante aquellos años. Su escolarización fue muy reducida y apenas tuvo contacto con otras personas, más allá de su madre. Su abogado explicó que a ella le costó darse cuenta que no sufría todas aquellas enfermedades que su madre le había diagnosticado.
“¿Qué otra idea puedes tener?”, se preguntó Stanfield, cuando hasta los doctores “parecen confirmar todo lo que te dicen”. Y añadió: “El mundo exterior muestra que tu madre es una persona maravillosa, cariñosa y atenta”.
Culpable de asesinato en segundo grado
Con el paso de los años, el maltrato se volvió más físico, explicó el letrado. Gypsy Rose detalló que su madre la golpeaba y la encadenaba a una cama. Poco a poco, esta mujer comenzó a darse cuenta de la mentira que había creado su progenitora en torno a ella.
Gypsy Rose fue sentenciada a 10 años de cárcel en 2016 tras declararse culpable de asesinato en segundo grado al admitir que planeó con su novio el crimen de su madre después de soportar años de abuso. Ella asegura que creía que esa era la única manera de liberarse de ella e incluso estando en la cárcel contó que se sentía más libre en una celda que en su vida anterior.
Su pareja en aquel momento, Nicholas Godejohn, cumple una pena de cadena perpetua por este asesinato. En el juicio, Gypsy Rosey aseguró que el joven actuó incitado por ella. Señaló que “quería ser libre” del dominio de su madre. “Por eso lo convencí de que lo hiciera", añadió.
Con su testimonio esta mujer quiso demostrar que nunca hubiera matado a su madre con sus propias manos. "Hay una gran diferencia entre alguien que pida a otro que mate a alguien y alguien que realmente lo haga", dijo la joven en una entrevista con el programa 20/20 de ABC. "Yo nunca mataría a nadie. Yo nunca podría hacerlo físicamente".
En su encuentro más reciente con la revista People, la condenada reconoce que no está “orgullosa” de lo que hizo. “Me arrepiento todos los días”, aseveró, a la vez que destacó que nadie le oirá “nunca decir” que se alegra que su madre “esté muerta”.
"Me arrepiento todos los días"
La defensa de Godejohn intentó probar que su cliente tenía autismo y por eso no poseía la capacidad mental para premeditar un asesinato así. No lo consiguieron. Los fiscales argumentaros que el crimen estuvo motivado por el deseo del condenado de estar con Gypsy Rose.
Según la principal hipótesis mantenida en el juicio, Gypsy Rose proporcionó el cuchillo y se escondió en un cuarto de baño mientras Godejohn apuñaló repetidamente a su madre. Finalmente, los dos se dirigieron en autobús a Wisconsin, donde fueron detenidos.
Una vez conocido el crimen y el móvil del asesinato, comenzaron a aflorar las mentiras alrededor de la identidad y los diagnósticos médicos de la mujer que acaba de ser puesta en libertad. Incluso la edad de la condenada no era cierta. Su madre había dicho que era más joven para que fuera más fácil perpetuar el fraude, y se salió con la suya porque Gypsy Rose era muy pequeña de tamaño: sólo medía 4 pies y 11 pulgadas.
Al principio, las fuerzas de seguridad estaban tan confusas que en los documentos judiciales originales figuraban tres edades diferentes, siendo la más joven 19 años. En el momento de los hechos, ella tenía 23.
Ante la evolución de los hechos, el fiscal del condado de Greene, Dan Patterson, llegó ad escribir este caso como “uno de los más extraordinarios e inusuales” que se había visto en la zona hasta ese momento.
A Gypsy Rose le costó tomar conciencia de su estado físico. No fue hasta después de la detención cuando se dio cuenta de lo sana que estaba. Ya en la cárcel, se casó con Ryan Scott Anderson, 37 años, y que actualmente vive en Saint Charles (Luisiana).
Todo lo que envuelve a este caso ha generado un gran interés audiovisual. En 2017 HBO analizó el asesinato de "Dee Dee" Blanchard en el documental "Mommy Dead and Dearest". Dos años después, Hulu estrenó la serie "The Act", basada en la vida de Gypsy Rose.