Los aranceles como medida económica proteccionista es una práctica que ha sido ampliamente usada en el pasado y no es exclusiva de la filosofía del trumpismo. Después de seis meses de marchas y contramarchas en ese frente, este jueves, con una orden ejecutiva firmada en la Casa Blanca, Donald Trump finalmente pareció poner fecha fija y montos para los nuevos impuestos a las importaciones de unos 70 países.
Aranceles de Trump: tres notables casos en que los usa como un arma de amenaza política
El presidente Trump asegura que su política de aranceles busca equilibrar el comercio mundial, que considera que perjudica a EEUU. Pero hay algunos casos en los que la Casa Blanca ha dejado en evidencia que usa estos impuestos a las importaciones como sanciones para castigar a gobiernos con los que está en desacuerdo.

El presidente dice querer nivelar el déficit comercial de EEUU con la mayoría de los países del mundo, que él considera un problema, pese a que el consenso de la gran mayoría de expertos y economistas es que esos desbalances no representan un daño a la economía estadounidense (y mucho menos justifican la declaración de emergencia en la que Trump fundamenta su agresiva política comercial).
Sin embargo, el gobierno dice que con los impuestos a las importaciones reactivará la industria nacional y generará nuevos empleos, los que se perdieron en las últimas décadas a expensas de China y otros países con mano de obra barata.
Pero, por cosas que ha dicho y hecho el presidente Trump, queda claro que los aranceles no solo buscan "equilibrar" el comercio mundial, sino que son un arma que la Casa Blanca está dispuesta a usar contra países con cuyos gobiernos no esté coyunturalmente de acuerdo o que crea que actúan contra los intereses de EEUU o de empresas estadounidenses.
En ese sentido, los aranceles administrados desde la Casa Blanca serían una extensión de la política de sanciones que suele implementar Washington a través del Departamento del Tesoro, solo que esta vez con un alcance mayor y potencialmente más dañino. Los casos de Canadá (el principal socio de EEUU), Brasil e India (dos de las más importantes economías emergentes) dejan clara la intencionalidad política de los aranceles de Trump.
Lo que tiene el tono de acciones que se inmiscuyen en asuntos internos de naciones soberanas, la Casa Blanca las justifica como defensa de la seguridad nacional estadounidense o defensa de los derechos humanos.
Canadá, arancel del 35%
El vecino norte y uno de sus principales socios comerciales, ha sido el más castigado por Trump, quien no le ha dado el colchón de una semana con la que cuentan otros países del mundo para la entrada en vigor de los nuevos aranceles.
El argumento de la Casa Blanca es que el aumento e inmediatez de los aranceles se debe a la falta de colaboración de Canadá en el control de la entrada de fentanilo a territorio estadounidense, pese a que, de acuerdo con datos oficiales canadienses el país es fuente del 1% del tráfico ilícito de la droga.
Pero un día antes, en un mensaje en su cuenta en la red Social Truth, el presidente Trump había advertido que la intención del gobierno canadiense de reconocer el Estado Palestino en las próxima asamblea general de la ONU en septiembre, “hará que sea muy difícil para nosotros llegar a un acuerdo comercial con ellos”.
Además, está la tensión generada por la insistencia de Trump (moderada en los últimos meses) de que Canadá debería ser el estado 51 de EEUU, algo que los canadienses perciben como una falta de respeto a su soberanía y que, analistas consideran que ayudó en marzo al triunfo del actual primer ministro, Mark Carney, y que el Partido Liberal evitara lo que parecía una segura derrota ante el Conservador.
Brasil, arancel del 50%
Los brasileños son los más castigados bajo el nuevo esquema de impuestos a las importaciones estadounidenses. En este caso, la idea de que se busca “balancear” el intercambio comercial se topa con el hecho de que EEUU tiene un superávit de unos $7,000 millones con Brasil.
De hecho, en el decreto firmado el jueves por Trump anunciando los nuevos aranceles a Brasil, se cita la “persecución política de un expresidente de Brasil”, como uno de los argumentos, junto a acciones que han “coaccionado de manera tiránica y arbitraria a empresas estadounidenses para que censuren el discurso político y entreguen datos confidenciales de usuarios estadounidenses”.
En la primera parte Trump se refiere a la situación del expresidente derechista Jair Bolsonaro, quien está siendo juzgado acusado de intentar dar un golpe de Estado en 2022 tras perder las elecciones frente a Lula.
La segunda parte se refiere a acciones tomadas por la justicia brasileña, específicamente el magistrado de la Corte Suprema, Alexandre de Moraes, para forzar a plataformas de redes sociales a combatir la desinformación en aras de “defensa de la democracia”.
“La motivación política detrás de las medidas contra Brasil viola la soberanía nacional y la relación histórica entre los dos países”, indicó el presidente Luiz Inacio 'Lula' da Silva, quien dice, sin embargo, estar dispuesto a seguir negociaciones con Washington.
India, arancel del 25%
El país asiático sigue en sus negociaciones con EEUU, pero Trump le ha puesto un arancel que está 15 puntos por encima de la base mínima que han recibido otras naciones.
En una publicación en su cuenta Truth Social este jueves, Trump se quejó del “ENORME DÉFICIT COMERCIAL CON INDIA” (mayúsculas del presidente) y aseguró que esa es la razón por la que EEUU había hecho “relativamente pocos negocios” con ese país.
Trump también criticó los vínculos económicos de India con Moscú, afirmando que el país es “el mayor comprador de energía de Rusia, junto con China, en un momento en que todos quieren que Rusia DETENGA LA MATANZA EN UCRANIA” y dijo que tendrían una “penalidad” adicional por eso, aunque no especificó qué o cuánto sería.
El día anterior, en una rueda de prensa en la Casa Blanca, Trump reconoció que sus represalias a India no son solo comerciales, al decir que “es en parte BRICS y en parte comercio”, en referencia al grupo de 11 naciones emergentes que se han integrado en un bloque informal.
En la primera cumbre presidencial del grupo en 2009 estaban Brasil, India, Rusia, China y Sudáfrica (de donde surge el acrónimo) pero se ha expandido a Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Indonesia e Irán.
“Son básicamente un grupo de países que están en contra de Estados Unidos, del cual India es miembro, aunque no lo crean... Es un ataque al dólar y no vamos a permitir que nadie lo ataque”, afirmó el mandatario estadounidense.








