Fotones de naturaleza: El paisaje ártico que desaparece

El fotógrafo Sebastian Copeland captura el retroceso de los hielos árticos y su impacto en las culturas nativas.


Sebastian Copeland es un fotógrafo galardonado que ha liderado numerosas expediciones por las regiones polares para fotografiar y filmar ambientes en peligro. Lo entrevisté para preguntarle acerca de su trabajo y qué lo motiva:

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Pregunta. ¿Cómo y por qué se convirtió en un fotógrafo ambiental?

Respuesta: Para mí la fotografía es una forma de expresión. Al principio vivía de la fotografía comercial, pero también disfrutaba de los deportes extremos y lugares fríos. Siempre había querido visitar las regiones polares.

Y no fue hasta mediados de mis 30 que se me presentó la oportunidad de cumplir mi sueño. Conseguí el patrocinio y apoyo de diferentes marcas y también logré convertirme en un atleta profesional. Sumado a esto, tenía un interés profundo por el medio ambiente y el cambio climático. Así que me di cuenta que podía unir mis tres intereses: fotografía, deportes extremos y visitar las regiones polares.

P. ¿Has sido testigo del calentamiento global en tus expediciones?

R. Lo he presenciado de primera mano a través de mis observaciones del derretimiento de los hielos. He visto mucha más fragmentación que dificulta viajar por las regiones polares. El derretimiento del hielo también le ha dificultado la caza a los inuit. Por esto deben apoyarse más en los subsidios del gobierno y menos en sus propias tradiciones culturales, lo que podría potencialmente llevar a la desaparición de sus costumbres y cultura.

P. Estuviste a solas por largos períodos de tiempo en lugares tan remotos ¿Qué descubriste de ti mismo en todas tus expediciones? ¿Cómo fueron esas experiencias?

R. Sobre todo, creo que tiene que ver con la simplicidad de la vida. Te das cuenta de cuán poco realmente necesitas. Cuando vivimos en una metrópolis como México, París…, estamos tan fuertemente condicionados por la necesidad de poseer más, somos malcriados. Pero cuando te encuentras en estas regiones polares solo puedes vivir con lo que ya tienes. No hay ninguna tienda a la vuelta de la esquina para comprar baterías si se te olvidaron. Debes cargar el mínimo posible. Se le debe dar gran consideración al peso, debes ser muy selectivo con lo que traes contigo.

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Realmente te das cuenta que puedes estar cómodo con muy poco. Después de vivir en estos sitios, he aprendido que la vida es más simple cuanto menos uno tenga.

Creo que vivir rodeado de hielo te hace humilde porque eres consciente de tus limitaciones. También es un lugar para descubrirse porque es silencioso, no hay distracciones. No hay email, ni Facebook, ni YouTube, ni Netflix...

P. ¿Fue difícil regresar a tu vida diaria tras haber estado fuera por tanto tiempo?

R. Es difícil. No me gusta reajustarme de inmediato. Me gusta encontrar una zona segura, como un punto medio entre aquella realidad y la realidad cotidiana. Generalmente me gusta quedarme alrededor de diez días aislado para tomarme mi tiempo de reajuste. Entonces, lo que típicamente hago es quedarme en un hotel u hospedaje cercanos a esas latitudes. Una de las cosas lindas de regresar es que puedes usar una almohada, darte una ducha caliente y todas estas cosas. Pero regresar a comunicarme con gente, a los sonidos, el espectro de colores, los olores y todo eso es mucho con qué cargarse.

Como dije, para mí no hay lugar más difícil al cual viajar que el mar Ártico en el invierno. Es un ambiente muy duro y dificultoso pero me siento afortunado de haber tenido esa experiencia.