Ya perdimos

Por mucho que nos doren la píldora la conclusión es inevitable: el covid nos ganó la guerra. Al menos la primera guerra en su contra. Los políticos dejaron de hablar de la pandemia. Los medios la relegaron a un tercer plano. Y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermades acaban de relajar de manera significativa las recomendaciones para enfrentarla. Sin embargo, a diario, más de 100,000 estadounidenses se contagian de la enfermedad, más de 42,000 ingresan a hospitales y casi 500 mueren.
La semana pasada los CDC eliminaron el requisito de hacer cuarentena luego de haber sido expuesto a un enfermo de coronavirus; sugirieron que las personas sin síntomas no tienen que hacerse la prueba; eliminaron la recomendación de usar mascarillas en el interior de escuelas y universidades; también la de hacerse la prueba antes de regresar a un plantel de estudios tras haber estado expuesto a un paciente; y descartaron los seis pies de distanciamiento social. “Esta guía”, dijo Greta Massetti, epidemióloga de los CDC, “reconoce que la pandemia no ha terminado, pero también nos ayuda a movernos a un punto donde el covid-19 ya no perturba severamente nuestras vidas diarias. Sabemos que el covid-19 llegó para quedarse”. En otras palabras, ya perdimos.
Y los primeros en reconocer nuestro fracaso han sido los políticos. La incapacidad de frenar la pandemia fue un factor en la derrota electoral de Donald Trump y en la victoria de Joe Biden en 2020. Pero en la actual contienda para las elecciones intermedias, el tema apenas figura en el discurso político.
Los demócratas habían prometido mano dura contra el virus. Pero hoy no presumen de lo que han logrado desde que conquistaron el poder porque la pandemia continúa. Y a los republicanos tampoco les conviene invocar el tema. Cuando gobernaban, le restaron importancia mientras morían cientos de miles de personas. Además, saben que su base de apoyo popular no cree en el covid. Se vacuna poco o nada. Ignora los protocolos para defenderse y defendernos del mal. Y algunos, como me dijo un médico, hasta fallecen de covid negándolo.
Más sobre Opinión
Parte de la responsabilidad de nuestra derrota es nuestra, es decir, de la gente común y corriente. Nos cansamos de la lucha incesante contra el covid, bajamos la guardia y nos dio más o menos lo mismo enfermarnos, morirnos o contagiar a otros. Nos hartamos de permanecer encerrados en casa, usar mascarillas y hasta de lavarnos las manos con frecuencia. Lo reflejan las encuestas. Indican que en el país la pandemia pasó de ser la principal preocupación a ser una preocupación secundaria, de verdaderas minorías porcentuales. Antes de ganarles la guerra a nuestros líderes, el covid nos la había ganado a nosotros, los votantes.
Ya perdimos. Y seguiremos derrotados mientras los científicos no elaboren vacunas y otras medicinas efectivas para erradicar o frenar la enfermedad. La nueva consigna es, por consiguiente, sálvese quien pueda. Protegerse del covid, evitar contagiarse o enfrentarlo desde una posición de fuerza ha pasado a ser algo estrictamente individual. Pero la verdad es que no todos estamos en las mismas condiciones de enfrentarlo.
Porque la pandemia de coronavirus también ha puesto en evidencia los puntos ciegos y grietas en nuestro costoso y desigual sistema sanitario nacional. Ahora que la pelea es individual, millones de personas no podrán librarla con las armas adecuadas porque carecen de seguro médico o tienen uno mediocre, no están debidamente informadas sobre cómo protegerse y tampoco cuentan ya con la subvención federal para vacunarse, recibir tratamientos antivirales o de anticuerpos, hacerse pruebas o adquirir mascarillas. Los políticos conservadores dicen que arrojarle más dinero a la lucha anticovid agravaría la inflación. Y se niegan a aprobar nuevas partidas de fondos. Total, unos cuantos cadáveres más qué importan al mundo.
Los estadounidenses hemos perdido la primera guerra contra el covid, aun cuando muchos creen que la ganamos. Piensan o actúan como si el problema hubiera desaparecido. Lamentablemente, no es así. El virus sigue haciendo de las suyas. Incluso es uno de los motores que impulsan otros males que sí preocupan a las mayorías, como la desaceleración de la economía y la inflación.
La posible excepción son los profesionales de la salud que, con persistencia, valentía y grandes riesgos personales, continúan luchando contra la pandemia todos los días. Entre ellos están los científicos que se afanan en buscarle remedio duradero. De ellos - además de nuestro comportamiento individual - dependemos para sobrevivir y para vencer al covid algún día.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.