Viaje al corazón del Eje Cafetero, en el centro de Colombia

Desde hacía casi tres décadas no veía a un gran amigo con el que compartimos experiencias en la capital colombiana ­–José Manuel Nieto Suárez–. Por circunstancias ajenas perdimos todo contacto, pero por las “Diosidencias” de la vida, nos volvimos a encontrar en las redes sociales hace más de dos años y retomamos nuestra vieja amistad.

Me invitó a donde vive, en Dosquebradas, Risaralda, en el corazón de la zona cafetera de Colombia. Y felizmente se concretó ese encuentro. Viajé a Bogotá y después salí para la región, también conocida como el Eje Cafetero. Fui recibido por mi amigo en el aeropuerto Matecaña de Pereira y ahí comenzó este viaje encantador.

Pereira es hermosa, con gente amable y educada. Ciudad limpia y ordenada. Planeamos viajes a Salento, Filandia (Quindío), Santa Rosa, Chinchiná, Manizales (Caldas), Cartago (Valle), entre otros lugares. Pasamos por el Valle de Cocora (Quindío) y disfrutamos del exquisito café y las delicias de la tierra en los llamados “Tambos”, que son los Centros de Atención al usuario de la autopista de “El Café”. Por cierto, las vías del Eje Cafetero no tienen nada envidiarles a las de Estados Unidos.

También estuve en una de las zonas del Parque Nacional Natural Los Nevados que se localiza en el Eje Cafetero, en el complejo volcánico norte conformado por el Nevado del Ruiz –con sus cráteres La Olleta y La Piraña–, el Nevado de Santa Isabel, el Nevado del Tolima y los paramillos del Cisne, Santa Rosa y Quindío.

Esta zona natural es protegida por el gobierno colombiano con el fin de contribuir con la conservación de ecosistemas importantes a nivel mundial como son tres de los pocos glaciares que quedan en el país (Nevado del Ruiz, Nevado de Santa Isabel y Nevado del Tolima).

Me sorprendió lo que me dijo un turista austríaco: que la mayoría de los turistas que visitan la zona son de Europa y muy pocos de Estados Unidos.

La región está en el corazón del Paisaje Cultural Cafetero (declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en el año 2011), que tiene catorce municipios privilegiados por una naturaleza exuberante, pródiga en riquezas y tradiciones culturales.

Risaralda es el destino predilecto para los que buscan la serenidad y el descanso en el colorido de sus paisajes y aguas termales, el vértigo de la aventura en la elevación de sus montañas o en las corrientes de sus ríos, el encanto en la arquitectura, la oportunidad de un gran centro de negocios y convenciones o el placer en los recorridos por sus fascinantes caminos.

Mi visita a esa región –que no conocía– coincidió con la Trigésima Sexta Vitrina Turística de ANATO, el evento más importante del sector turismo, celebrado en Bogotá. En la cita estuvieron presentes todas las regiones de Colombia –incluidas, por supuesto, las del Eje Cafetero– y más de 40 países.

El viaje fue inolvidable. Además del paisaje, los aromas de la tierra cafetera invitan a conocer las tradiciones arrieras que dieron origen al legado que hoy es reconocido por la Unesco. A una ruta excelsa, entre haciendas y sembrados, se suma la experiencia de ver la recolección de cada grano, especialmente cuidado por hermosas chapoleras y hombres de poncho y zurriago, y el proceso de transformación que conduce al deleite de los sentidos, en tierras de condiciones sublimes que forjan cafés únicos y experiencias memorables.

Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es). Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.