Por Marielena Hincapié y Mary Cathryn Ricker (*)
Sueños atrapados en el purgatorio jurídico
“El verdadero patriotismo significa que todas las historias de inmigración son importantes o ninguna lo es”.


Ainee es analista política y Maria es profesora en una escuela pública en Austin, Texas. Ainee nació en Pakistán y Maria en México. Ainee y María llegaron a este país siendo niñas huyendo de la pobreza y la violencia extrema. Ambas se encontraban desesperanzadas sobre su futuro, hasta la implementación de DACA, el programa de Consideración de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, de parte del presidente Obama, que les permitió empezar a desarrollar sus sueños y su potencial.
El lunes 18 de abril la Corte Suprema escucha los argumentos en el caso legal Estados Unidos v. Texas sobre la expansión de DACA y el programa de Acción Diferida para los Padres de los Americanos y los residentes permanentes legales, conocido como DAPA. El caso legal que determinará el destino de cinco millones de indocumentados.
Por lo menos otra decisión de la Corte Federal ha afirmado la legalidad de DAPA; sin embargo, los tribunales de Estados Unidos v. Texas han tomado la opinión contraria.
Tal como Maria y Ainee, el resto de la gente desea la oportunidad de un futuro mejor. Los inmigrantes elegibles para los programas de DAPA y la expansión de DACA son nuestros alumnos, vecinos, nuestras familias, nuestros compañeros de trabajo y amigos. Y sin DACA y DAPA, como protección contra la deportación y un permiso de trabajo, nuestras comunidades de desgarrarán.
Entre 2010 y 2013, fueron deportados 277,220 padres de uno o más niños nacidos en los Estados Unidos.
Al mismo tiempo, aproximadamente 290,000 aspirantes a ser estadounidenses que llegaron a este país como niños y reconocen a este país como su único hogar, se han visto obligados a poner su futuro en espera al no poder solicitar la extensión de DACA.
Tenemos que acabar con este asalto a nuestros vecinos inmigrantes y los refugiados buscando protección en los estados unidos. ¿Cómo nación, tenemos la voluntad política para convertirnos en un país que vive sus ideales o ceder a la retórica xenofóbica que oímos de los candidatos presidenciales?
Hoy en día, algunos políticos parecen decididos a guiarnos hacia el lado más obscuro de la historia de nuestra nación con el terrible trato de los inmigrantes. De hecho, no es sorprendente que los 26 gobernadores mismos que han pedido que rechacemos a los refugiados sirios e iraquíes son los mismos gobernadores que son demandantes del caso contra DAPA.
Nuestra historia nacional se basa en los recuentos de la isla Ellis, la amalgama de razas y culturas y en los mitos de Horatio Alger donde el sueño americano está al alcance de todos. Los millones de trabajadores indocumentados, que son la columna vertebral económica de este país y son vulnerables al abuso y la explotación debido a su estatus legal, muy a menudo no son reconocidos en la historia de este país.
Los líderes políticos deben aprender que el verdadero patriotismo significa que todas las historias de inmigración son importantes o ninguna lo es.
Llegó la hora para dejar de explotar a los inmigrantes como mano de obra barata y avergonzarlos por estar aquí. Es ahora el momento en donde el sueño americano incluye un sendero para escapar de las sombras y obtener la ciudadanía. Que sea ahora el momento en que la Corte Suprema libere los sueños atrapados en el purgatorio jurídico.
Los ocho magistrados que componen la corte suprema de nuestro país tienen una opción. Seguir nuestra pauta moral y anteponer el valor humano antes de la política, o encaminarnos por una senda que termina dándoles la espalda a nuestros estudiantes, vecinos, nuestras familias, a nuestras comunidades y que nos retrocede siglos en nuestro comportamiento.
Es una opción simple. Podemos y debemos hacer lo mejor.
(*) Marielena Hincapié s la directora ejecutiva del Centro Nacional para Leyes de Inmigración (NILC). Mary Cathryn Ricker es la vicepresidenta ejecutiva de la Federación Americana de Maestros.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.







