Cuando Abraham Lincoln asumió el cargo en 1861, se enfrentó a una nación profundamente dividida y al borde de una gran guerra civil. Cuando se dirigió al pueblo estadounidense, apeló a “los mejores ángeles de nuestra naturaleza”, recordándonos que “no somos enemigos ... no debemos ser enemigos”. Hoy, muchos estadounidenses ven a nuestra nación dividida, hermano contra hermano. Pero es importante recordar que no estamos tan divididos como hemos estado en el pasado, y debemos seguir el consejo de Lincoln para seguir siendo amigos, incluso cuando no estemos de acuerdo.
Sobre las marchas: un discurso sano y abierto es esencial para nuestra democracia
“Las marchas dirigidas al presidente recién elegido y a la mayoría en el Congreso no deberían de sorprender a nadie. Pero en la prisa por manifestar su disgusto por los resultados de una elección, algunos van demasiado lejos”.

Vale la pena recordar esto, ya que muchos estadounidenses están preocupados y frustrados por la dirección de nuestra nación. Millones apoyaron al presidente Obama porque creyeron que él entregaría salarios más altos, cuidado médico más barato, mejores escuelas y una vida mejor. En su lugar los salarios han crecido lentamente, la atención de salud es más cara para muchos y el sueño americano parece estar más lejos. Entre la exasperación y la desilusión, ellos buscaron soluciones en Washington y encontraron que estos desafíos no están siendo resueltos –o no pueden ser resueltos– en la capital de la nación.
No es de extrañar que la gente haya salido a la calle para hacer oír su voz. En los últimos años, no ha sido inusual ver protestas masivas contra una ley de cuidado de salud fracasada, o contra los gastos gubernamentales inapropiados. Estas protestas en Washington y en otras partes del país son muy características de una sociedad libre, y las marchas y activismo dirigidos al presidente recién elegido y a la mayoría en el Congreso que ahora se ven no deberían de sorprender a nadie. Pero en la prisa por manifestar su disgusto por los resultados de una elección, algunos van demasiado lejos. En lugar de respetar la voluntad del electorado y enviar un mensaje claro sobre la agenda por delante, algunos buscan perturbar el orden social con violencia y retórica irresponsable.
Hay ejemplos de retórica agresiva que prueban los límites de la veracidad. Por ejemplo, hubo un momento en que la famosa activista América Ferrara les dijo a los cientos de miles de mujeres que había en el Mall: “El presidente no es América. Su gabinete no es América. El Congreso no es América. ¡Nosotros Somos América! Y estamos aquí para quedarnos.”
Es una postura incorrecta, que caracteriza erróneamente nuestro sistema de gobierno representativo. Y, sobre todo, es irresponsable. Por supuesto, el presidente, su gabinete y el Congreso son América –independientemente de qué partido esté en el cargo–. Colectivamente, forman componentes esenciales del proceso ejecutivo y legislativo que sustenta nuestro estado de derecho. De una manera muy real, representan nuestros deseos y nuestras esperanzas de un gobierno ordenado, justo y eficaz. Puede ser emocionalmente satisfactorio repudiar la elección democrática, pero no sirve para nada insistir en que el triunfo de un presidente republicano –que ha sido elegido– y un Senado y una Cámara de Representantes controlados por mayorías republicanas, no es un resultado legítimo. Ellos no dejan de ser estadounidenses porque no reflejan el partido de tus preferencias.
Sin embargo, si en algo se aproxima la Señora Ferrara a la verdad es en que todo el pueblo estadounidense debe ser atendido por nuestros líderes electos, no solo los favorecidos y los conectados. Tiene razón en que reemplazaremos gobiernos ineficaces si los líderes electos ignoran las prioridades económicas, la seguridad nacional, los derechos constitucionales que mejoran el bienestar y la fuerza de toda América. De hecho, eso es precisamente lo que millones de votantes se propusieron hacer el día de la elección.
La verdad es que un debate abierto sobre el futuro de Estados Unidos es de interés público. Debemos acoger las voces de aquellos que desean ver cambios en las políticas al igual que las de aquellos que desean que continúen. ¿Puede alguien negar que, en última instancia, tal debate abierto responde al mejor interés del pueblo estadounidense? Nuestra nación fue fundada sobre el principio de la libertad de expresión. Como escribió el juez de la Corte Suprema Louis Brandeis hace casi 100 años, el remedio para cualquier peligro asociado con la libertad de expresión es más discurso, no el silencio forzado.
He visto expresiones de resentimiento y ataques demagógicos verbales por parte de individuos y organizaciones contra quienes que no se inclinan ante las convenciones de las supuestas visiones latinas (como si existiera tal cosa). La realidad es que es falso que los latinos se inclinen a la izquierda y deseen políticas gubernamentales grandes. Sí, hay millones que tienen una tendencia izquierdista, y también millones, como yo, que no.
De hecho, la ideología del mercado libre y del gobierno con límites son rechazadas por la izquierda latina, y muchos no dudan en moler verbalmente a sus conciudadanos para tratar de llevarlos a la capitulación. Hay una tendencia equivocada a cerrar instintivamente la conversación, imponer un cambio de posición política, o tratar de convertir la oposición en sumisión. Lo que necesitamos son más defensores de principios que pueden persuadir a otros sobre los méritos de su posición, que pueden detallar elocuentemente las razones que fundamentan sus ideas, y acoger el debate.
No hay duda de que nuestra sociedad se enfrenta a retos muy serios en los meses y años venideros. Pero como en el pasado, nos uniremos para resolverlos. El ingenio del pueblo estadounidense, trabajando juntos en las comunidades locales y en toda la nación, nos sacará adelante. Y un discurso sano y abierto será clave.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.







