La libertad económica es la base del sueño americano

En el área de la Bahía de San Francisco hay dos garajes históricos que se encuentran a unas diez millas de distancia. Uno está en Los Altos, y el otro en Palo Alto. Cada uno es de una casa suburbana bonita pero sin ningún atractivo especial.

¿Quizás estás pensando, qué hace históricos a estos dos garajes?

Uno es el garaje donde Steve Jobs y Steve Wozniak inventaron las computadoras Apple, y ensamblaron las primeras cincuenta computadoras Apple 1. El otro es el sitio donde Bill Hewlett y David Packard fundaron a Hewlett-Packard (HP) y donde desarrollaron un oscilador usado por Walt Disney para mejorar la calidad del sonido de la película “Fantasía”.

Estas no son las primeras empresas americanas que empezaron en circunstancias tan simples. Henry Ford construyo su primer automóvil en su casa en Detroit. McDonalds fue introducido por dos hermanos como un punto de hamburguesas en San Bernardino, California. Walmart empezó como una tienda simple, con precios de cinco a diez centavos en Bentonville, Arkansas.

La clave para estas historias de gran éxito es una combinación entre empresarios que trabajan duro y un clima de negocios que hizo posible trabajar y desarrollar una gran idea. En muchas partes del mundo, esas grandes ideas son reprimidas –sofocadas antes de crecer–. Regulaciones excesivas, regímenes legales opacos, permisos costosos y altos impuestos son elementos que hacen difícil comenzar y expandir un negocio exitoso –que algún día pueda emplear millones de personas–, y pueden privar a los consumidores de los beneficios producidos por los empresarios. Quién sabe las buenas ideas y valiosos servicios que podríamos estar disfrutando ahora mismo si la mano del gobierno fuera un poco menos pesada.

De una cosa estamos seguros: no es solo en Estados Unidos donde nacen grandes empresarios e inventores. Ciertamente , más del 40% de las empresas en el Fortune 500 fueron fundadas por inmigrantes o por hijos de inmigrantes. Empresas como Tesla, Google, Kraft y Capital One fueron fundadas por extranjeros quie vinieron a Estados Unidos buscando una oportunidad. Viniendo de países como Rusia, Hungría y otros, no está claro si pudieran haber tenido éxito en sus lugares de origen. Ellos sabían que América en un lugar especial, donde la gente puede hacer sus sueños realidad.

El éxito de las pequeñas empresas estadounidenses que crecen hasta ser líderes mundiales y grandes empleadores demuestra claramente por qué es tan importante mantener un ambiente favorable para que esto ocurra. Desde el gobierno federal en Washington hasta el nivel de ciudades y condados –todos tienen la responsabilidad de equilibrar los impuestos y las regulaciones con las oportunidades económicas–. Precisamente porque el gobierno tiene el poder de acabar con esas oportunidades –con regulaciones excesivas, falta de transparencia legal e impuestos altos– estas políticas públicas deben ser sabiamente consideradas e implementadas.

El Instituto Cato publica anualmente una clasificación de los cincuenta estados que mide cómo sus políticas públicas protegen la libertad y limitan la interferencia del gobierno en las vidas y empresas de los estadounidenses. En política fiscal –impuestos, empleo público, gasto y deuda– los primero estados incluyen lugares como Texas, Missouri, Tennessee, Florida y Oklahoma. Estos estados son los mejores en la nación limitando el costo del gobierno y disminuyendo la carga sobre las personas que pagan impuestos y sobre las empresas pequeñas. En temas regulatorios –sistema de responsabilidad, derechos de propiedad, seguro de salud y mercado laboral– Indiana, Kansas, Idaho, Utah y Oklahoma están en el tope de la lista. Juntos, estos factores tienen un gran impacto sobre las condiciones para abrir pequeñas empresas –y hacerlas crecer hasta convertirse en negocios más grandes–. Estos son los factores que pueden ayudar a las personas a lograr el Sueño Americano –un sueño donde la inteligencia, la disciplina y el trabajo duro son los ingredientes claves para obtener el éxito–.

Los hispanos pueden apreciar esto mejor que otras personas. Estados Unidos es el hogar de más de cuatro millones de empresas fundadas y operadas por hispanos y nuestra comunidad continúa creando nuevas empresas a una velocidad más rápida que cualquier otra. Es más, casi la mitad de todos los negocios en la comunidad hispana fueron fundados y son operados por jóvenes millenials –un porcentaje más grande que el de la nación completa–. En muchos casos, estos negocios están prosperando y son exitosos –más del 40% de las empresas latinas que son creadoras de trabajo emplean a más de cincuenta empleados–. Cuando las políticas públicas del gobierno afectan al clima de los negocios, no solamente impactan los sueños de los empresarios. Perder todos los empleos que ellos generan dañaría a todo nuestro país.

Al finado Senador Barry Goldwater se le atribuye una frase muy conocida: “Un gobierno tan grande para darte todo, es tan grande para quitarte todo”. La historia ha demostrado que a menos que el poder del gobierno sea limitado con cuidado, las personas tienen dificultades para abrirse su propio camino al éxito. Si a al pueblo estadounnidense se le ha olvidado esta lección con el paso de los años, esos dos garajes históricos en Silicon Valley pueden ya no ser tan importantes.

Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.