Israel celebra su Día de la Independencia: 70 años asombrando al mundo

Llega Yom Haatzmaut, el Día de la Independencia de Israel, una jornada de gran celebración por todas las ciudades y pueblos del país, que tiene lugar cada año a finales de abril o principios de mayo, en el día según el calendario hebreo en el que Israel declaró su independencia, allá por 1948. En 2018, Yom Haatzmaut comenzará con la puesta de sol del 18 de abril, y se prolongará hasta el ocaso del 19 de abril. Es el 70 aniversario de un acontecimiento liderado por una nación de hombres y mujeres que soñaron con construir un hogar para judíos de todo el mundo en la tierra en la que vivían sus antepasados hace más de 3,000 años. Después de milenios de persecuciones, represión y exilios, por fin los judíos volvían a su hogar. Y aunque no ha sido nada fácil, 70 años después podemos asegurar que la construcción del Estado de Israel ha sido uno de los mayores éxitos de la historia de la humanidad, además de un hecho de justicia para el perseguido pueblo judío.

Setenta años que han cambiado el destino de una nación, que hoy puede sentirse arropada y segura en su propio hogar. Es cierto que persisten conflictos y riesgos, que el antisemitismo en el mundo es una amenaza a la que todos tenemos que hacer frente si no queremos volver a los horrores del pasado, que hay países que promocionan el odio a Israel como cortina de humo para ocultar sus propios fracasos (con Irán a la cabeza), pero hoy, 70 años después, el estado hebreo es mucho más fuerte y capaz de hacer frente a quienes quieran atacarle.

El pueblo israelí, su sociedad, sus gobernantes, sus científicos, sus emprendedores, sus estudiantes, sus artistas, sus minorías, sus comunidades religiosas, su ejército, todos, generación tras generación, han sido capaces de levantar este milagro, para ahora celebrar sus primeros 70 años de un estado moderno, pero que está soportado por más de 3,000 años de historia. Sus pioneros consiguieron cultivar en el árido desierto, el empeño y tesón de sus habitantes obró el milagro de poner a Israel a la vanguardia en el mundo entero en muchos campos. Es un referente en ciencia y tecnología. No en vano, se la conoce como la startup nation por su capacidad para emprender proyectos tecnológicos de impacto mundial a pesar de ser un país pequeño. Pero Israel es también un faro de luz entre las tinieblas del Medio Oriente. En una región azotada por las guerras, el extremismo, el terrorismo y las ideologías totalitarias, Israel ha sido capaz de armar una democracia dinámica, solidaria e inclusiva, en la que todos, incluidas las minorías, tienen su voz.

Por todas estas razones, por lo que aporta Israel al mundo, por la resistencia de su democracia en una región convulsa, por la justicia histórica para un pueblo perseguido, es importante que este 70 aniversario lo celebren no sólo los israelíes y los judíos en la diáspora repartidos por el mundo, sino también todas aquellas naciones que buscan construir un futuro mejor para todos. Los enemigos de la justicia, la libertad y la democracia son muchos, e intentan con sus narrativas interesadas y tergiversadas secuestrar voluntades. Debemos permanecer siempre alerta para impedir que esas voces avancen, pues sólo sirven para el interés de regímenes que quieren socavar los logros de una nación legítima como lo es Israel.

Mientras tanto, lo que nos toca es celebrar estos 70 años, en los que la sociedad israelí ha avanzado como pocas, en los que Israel ha aportado al mundo innumerables avances científicos y tecnológicos, en los que se ha devuelto su hogar histórico a un pueblo. Y prepararnos para otros 70 años y muchos más llenos de asombrosas aportaciones para el mundo.

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