Desde el momento en que Donald Trump tomó la presidencia la amenaza de perder nuestras protecciones y nuestros medios de vida ha sido una fuente constante de ansiedad para los inmigrantes. Y ahora, estas amenazas están más cerca de ser un hecho real. Pero quedarse con las manos cruzadas, no es una opción.
Hay que proteger a DACA y al TPS
“No hemos llegado hasta aquí, nuestras familias y nuestras comunidades, para ver cómo ICE se lanza en contra de nosotros sin control; o para ver cómo nos quitan los programas que han protegido y ayudado a tantos”.


La incertidumbre también ha sido una fuente de combustible para que muchos nos pongamos de pie con una nueva energía para enfrentar lo que viene; como participantes activos en nuestra propia lucha en lugar de espectadores pasivos.
No hemos llegado hasta aquí, nuestras familias y nuestras comunidades, para ver cómo la agencia de ICE se lanza en contra de nosotros sin control; o para ver cómo nos quitan los programas que han protegido y ayudado a tantos.
Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) ha protegido a casi un millón de jóvenes indocumentados de la deportación y el Estatus de Protección Temporal (TPS) ha sido un salvavidas para miles de personas que tuvieron que escapar de la violencia, de las amenazas y de trágicos desastres naturales en sus países de origen. En estos dos programas hemos encontrado oportunidades que nos han servido a nosotros mismos, a nuestros seres queridos y a nuestras comunidades de una manera concreta y real.
A pesar de los beneficios que estos programas han tenido, o debido a ellos , ahora nos encontramos amenazados por individuos dentro y fuera de la Casa Blanca que ven con placer en el sufrimiento de millones de personas y se alegran al pensar en la ola de miedo que estas acciones han generado en la comunidad latina e inmigrante.
Es fácil en este momento bajar la cabeza, aceptar nuestro destino y reducir nuestras expectativas en cuanto a un futuro en este lugar que hemos llamado nuestro hogar. La retórica, los insultos, las redadas y la violencia tienen el propósito de quebrantarnos.
Pero merecemos estar aquí tanto como cualquier otra persona y vamos a mantener nuestra frente en alto.
No deberíamos tener que negociar cuál de los miembros de nuestras familias se tendrá que lanzar a las garras de la deportación y al daño potencial en el otro lado de la frontera.
En su lugar, el Congreso debería dar prioridad a la defensa de los programas ya existentes, que proporcionan estabilidad a nuestras vidas y nuestras comunidades; y poner en marcha una investigación completa sobre una agencia maliciosa, cuyo uso de la fuerza está aumentando, cuyos normas de protocolo están reduciendo y cuyo objetivo es la deportación masiva de todos nosotros.
No dejaremos que eso ocurra y esperemos que congresistas, funcionarios elegidos y todo el mundo hagan lo mismo: los inmigrantes, los nacidos en Estados Unidos, todos, deben de dar prioridad a estas demandas.
A medida que aguantemos los golpes y enfrentemos cada uno de ellos, ya sea por una primera vez o una centésima, recordemos la audacia y la fuerza para sobrevivir que se ha requerido durante todo este tiempo, y que ha hecho que este movimiento tan fuerte nos haya dado tantos éxitos.
Para nosotros los próximos pasos son muy claros: organizarnos como lo hemos hecho en el pasado, con acción directa y estratégica, para evitar que el odio se arraigue en la política, apoyándonos mutuamente en tiempos difíciles y protegiendo las ganancias reales que hemos obtenido.
Hairo Cortes ha recibido DACA y es el director de Chispa en el Condado de Orange, CA. Martha Arevalo es la directora de CARECEN en Los Ángeles.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.







