La reciente decisión de la administración Trump de terminar el Estatus de Protección Temporal (TPS) para los cientos de miles de familias trabajadoras de El Salvador es una afrenta trágica a los valores que han definido a Estados Unidos durante generaciones. Las personas que serán perjudicadas por esta decisión han echado raíces en nuestras comunidades, han criado familias, han contribuido positivamente al crecimiento económico, y han pagado impuestos. Forzarlos a cambiar sus vidas y establecerse en un país peligroso que ya no conocen es injusto.
El fin del TPS para los salvadoreños es una afrenta a los valores que han definido a EEUU
“Los beneficiarios del TPS no solo trabajan arduamente, en promedio entre 40 a 45 horas por semana, sino que también se someten de manera regular a verificaciones de antecedentes a través del Departamento de Seguridad Nacional”.


El programa TPS fue creado como una respuesta humanitaria y una vía de salvamento para decenas de miles de inmigrantes que huían de la violencia brutal y los desastres naturales. Más de 320,000 personas de 10 países diferentes tienen estatus legal en virtud del TPS, y más de la mitad de los beneficiarios son de El Salvador y Honduras. Muchos han vivido en Estados Unidos por más de 20 años. En pocas palabras, el TPS permite a los sobrevivientes vivir y trabajar en los Estados Unidos y construir una vida mejor con lo cual hacen que nuestra nación sea más fuerte.
El hecho es que los beneficiarios del TPS no solo trabajan arduamente, en promedio entre 40 a 45 horas por semana, sino que también se someten de manera regular a verificaciones de antecedentes a través del Departamento de Seguridad Nacional. Muchos son dueños de sus viviendas, pertenecen a la PTA, y entrenan a Pequeñas ligas de béisbol. Pedir a estas familias, quienes han llamado a Estados Unidos como su hogar durante décadas, que se reubiquen en un país que ya no conocen o al cual no se sienten seguros para regresar, no solo es poco razonable e injusto, sino que también es cruel y mezquino.
También es evidente que terminar el TPS tendrá un efecto devastador en nuestra economía, razón por la cual la Cámara de Comercio de Estados Unidos y muchas empresas han luchado para proteger este programa vital. Datos recientes muestran que los beneficiarios del TPS de El Salvador, Honduras y Haití contribuyen un total combinado de 4,500 millones de dólares en salarios antes de impuestos o ingresos por sueldos anuales a nuestro PIB. Los despidos masivos provocados por forzar a las familias beneficiarias del TPS a reubicarse costarían a los empleadores 967 millones de dólares en costos de rotación inmediata. L os sectores que serían más afectados incluyen a la construcción, restaurantes, comercio minorista, procesamiento de alimentos, cuidado de niños, y servicios de jardinería.
Terminar el TPS no es solo un debate académico, es un problema muy personal para la familia de nuestra unión.
Representamos a 1.3 millones de miembros que trabajan arduamente, que provienen de una variedad de lugares y desempeñan puestos calificados. Su experiencia en el empaquetado de carnes, el procesamiento de alimentos y el comercio minorista ayuda a garantizar que las familias estadounidenses compren e ingieran alimentos seguros. Sabemos por experiencia propia que las familias beneficiarias del TPS, como aquellas que son nuestros miembros, trabajan duro cada día para mejorar sus vidas y hacer de este país un lugar mejor.
Todos deberíamos estar de acuerdo en que mantener a las familias trabajadoras juntas no es un problema de política, sino de hacer lo que es mejor para Estados Unidos.
Instamos al Congreso a hacer lo que es correcto y aprobar una legislación bipartidista que proporcione a los beneficiarios del TPS la estabilidad y seguridad que se han ganado y merecen.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.







