El Ciudadano Trump, como el Ciudadano Kane, de Orson Welles, está acostumbrado a ganar y a llevarse por delante a quien sea para conseguirlo. Ahora que lo plagan acusaciones de asalto sexual, el Ciudadano Trump, desencadenado, ha intensificado los ataques contra su rival demócrata Hillary Clinton y su esposo, el expresidente Bill Clinton; pero también contra sus acusadoras, contra la prensa, contra el sistema político, contra la élite republicana, contra las instituciones financieras internacionales, y contra todos los que, según él, están “conspirando” para "destruirlo" y “manipular” la elección.
El Ciudadano Trump, nuevo jinete del Apocalipsis
“Para alimentar su movimiento Trump y quienes lo asesoran apuestan a la desestabilización, al caos, a fabricar incluso un ‘fraude electoral’”.


Trump más bien sabe que está en aprietos, y como no quiere convertirse en un perdedor como los que tanto aborrece, está allanando el terreno para que, en caso de que pierda, su fiel base piense que le robaron la elección. Incluso sus voceros, como su asesor, el senador republicano de Alabama, Jeff Sessions, están irresponsablemente repitiendo que la elección está amañada, atizando peligrosamente a la rabiosa base pro-Trump.
Porque, a juzgar por la conducta de esa base en los mitines de Trump, lo preocupante es cuál será su reacción si la noche del 8 de noviembre o en la mañana del 9 de noviembre, se anuncia que Clinton es la presidenta electa.
Estamos hablando de una base que detesta a Clinton, que corea que la encarcelen y otras barbaridades, que detesta a Obama y no por sus políticas sino por su raza; una base que ama sus armas y que en su mayor parte resiente que Estados Unidos se encamine a ser una nación donde las minorías son mayoría, algo que ya se ha concretado en diversas partes del país.
En estos días ha quedado demostrado que la campaña de Trump parece que ya dejó de tratar de apelar a otros sectores electorales fuera de su base. La apuesta es que Trump movilizará esa base y lo hará en cifras que no tienen precedente. Incluso en sus mitines hay carteles refiriéndose a la "mayoría silenciosa" que saldrá a votar por millones y que compensará por la falta de apoyo de otros sectores, incluyendo mujeres, hispanos, afroestadounidenses y hombres blancos con educación universitaria, entre otros.
Expertos y analistas coinciden en que la base no será suficiente para que Trump llegue a los 270 votos que requiere el Colegio Electoral para ganar la presidencia. Incluso, estados de tradicional inclinación republicana parecen competitivos en la presente elección porque la retórica incendiaria de Trump y más recientemente su video jactándose de que puede asaltar sexualmente a las mujeres sin que haya consecuencias porque es una “estrella”, no lo han lastimado con su base, pero sí con el bloque electoral femenino.
Trump y su campaña lo saben, y sus mitines han intensificado su visión apocalíptica de la nación, tanto ahora como bajo la potencial presidencia de Clinton; han intensificado las advertencias de que habrá “fraude electoral”; han intensificado los llamados a salvar el "movimiento" que Trump ha iniciado, un movimiento que promueve el prejuicio, el aislacionismo, la visión de "ellos" contra "nosotros".
En un evento en Iowa, con el aspirante republicano a la vicepresidencia, Mike Pence, una de las asistentes declaró que "nuestras vidas dependen de esta elección" y que si Clinton gana "yo estoy lista para una revolución".
Palabras que no deben tomarse a la ligera porque para alimentar su movimiento Trump y quienes lo asesoran apuestan a la desestabilización, al caos, a fabricar incluso un "fraude electoral" aunque el domingo el propio compañero de fórmula de Trump, Mike Pence, dijo que acatarían los resultados de la elección. Pero horas más tarde Trump tuiteó que la prensa está amañando la elección a favor de Clinton. La Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados (NALEO), le dijo a The New York Times que le solicitará al Departamento de Justicia que monitoree los comicios ante el temor de que los seguidores de Trump intimiden a minorías que acudan a votar.
El Ciudadano Kane lo pierde todo víctima de su egoísmo y su narcisismo. El Ciudadano Trump puede que pierda esta elección, pero ya sembró la semilla de odio que peligrosamente comienza a arraigarse.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.







