Para los observadores que han visto a Venezuela deslizarse hacia un precipicio durante casi dos décadas, pero nunca alcanzarlo, los sucesos de los últimos dos días han acelerado increíblemente los desastres políticos, económicos, sociales y humanitarios del país y han llevado el régimen de Maduro a su punto más crítico.
Cuánta diferencia hace un día en Venezuela
“Por primera vez en mucho tiempo, hay cierto optimismo cauteloso de que se puede evitar el olvido democrático y llegar a un punto de no retorno. Pero de ninguna manera ese resultado está garantizado”.


Por primera vez, hay cierto optimismo cauteloso de que se puede evitar el olvido democrático y llegar a un punto de no retorno. Pero de ninguna manera ese resultado está garantizado.
El año pasado, el presidente Maduro resultó elegido en unas elecciones que prácticamente todos los observadores, nacionales e internacionales, consideraron fraudulentas. La inmensa mayoría de la oposición se abstuvo de participar, pronosticando que las elecciones estarían amañadas. Y aún así, el 10 de enero de 2019 Nicolás Maduro juró formalmente la presidencia que había ganado de forma ilegítima meses antes.
Según la constitución venezolana de 1999, en caso de que la presidencia quede vacante, el presidente se incapacite o sea asesinado, o asuma el cargo mediante un proceso ilegítimo, la presidencia pasará al jefe de la Asamblea Nacional. En 2015, en unas elecciones relativamente libres y justas, los diputados de la oposición de varios partidos obtuvieron una mayoría y establecieron una presidencia rotatoria. Este mes nombraron a un desconocido legislador de las provincias como su presidente. Esa persona es Juan Guaidó, un hombre que pocos dentro y nadie fuera de Venezuela conocían hace una semana, pero que podría ser el hombre que guíe al país de regreso al grupo de países democráticos del hemisferio y comience la larga recuperación de Venezuela del flagelo del chavismo.
El 22 de enero, el vicepresidente de Estados unidos, Mike Pence, les envió a Guaidó y al pueblo venezolano un mensaje de video que decía que si Guaidó se declaraba formalmente presidente interino constitucional de Venezuela, Estados Unidos lo reconocería. Días antes, el secretario general de la OEA y el brasileño Jair Bolsonaro habían hecho exactamente lo mismo. En el momento oportuno y frente a decenas de miles de alegres ciudadanos en Caracas, Guaidó juró su cargo el 23 de enero, aniversario de otra enorme marcha de protesta que acabó con una dictadura militar en 1958.
Esta ceremonia dio pie a una vertiginosa serie de eventos en un solo día, que los historiadores venezolanos recordarán como el E23: abreviatura de 23 de enero.
Los aspectos más relevantes de los sucesos de ese día incluyen:
• Además de Estados Unidos, once naciones del mundo occidental reconocieron la legitimidad del presidente interino Guaidó y denunciaron la ilegitimidad del gobierno de Maduro;
• El Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos emitió una declaración bipartidista de apoyo a Juan Guaidó como el único líder legítimo en Venezuela y a la Asamblea Nacional como la última institución democrática que queda en el país;
• El gobierno de Maduro rompió relaciones diplomáticas con Estados Unidos, ordenando el cierre de la embajada y la salida de su personal diplomático del país en un plazo de 72 horas;
• El presidente interino Guaidó envió una nota a todas las misiones diplomáticas en Caracas, subrayando que solo él era el presidente legítimo del país e instruyéndoles a los embajadores que ignoraran todas las comunicaciones y declaraciones del gobierno de Maduro;
• El Secretario de Estado de Estados Unidos, Pompeo, respondió públicamente al aviso de expulsión de Maduro que, dado que Estados Unidos no lo reconoce como presidente, sus órdenes con respecto a la presencia diplomática estadounidense son efectivamente nulas y sin efecto.
¿Qué no vimos?
Apoyo a Maduro. Hubo un mitin a favor del régimen en Caracas, pero palideció en comparación con los cientos de miles de venezolanos en todo el país que salieron a las calles pidiendo la renuncia de Maduro. A nivel internacional, solo Cuba y Bolivia parecieron alinearse al lado equivocado de la historia, con apoyos explícitos a Maduro. México y Uruguay emitieron declaraciones tibias e insípidas donde pidieron a “todas las partes comprometerse con el diálogo y la resolución pacífica del conflicto”. Qué aburrido.
Tampoco vimos mucha violencia. Eso podría cambiar, pero los militares parecieron usar la mínima fuerza contra la gran cantidad de manifestantes en todo el país. Según se informa, varias unidades de la Guardia Nacional se unieron a los manifestantes para pedir la renuncia de Maduro y prometieron apoyo al presidente interino. La ONG de derechos humanos más importante, Foro Penal, dijo que 109 manifestantes fueron detenidos y hubo informes de que varios manifestantes fueron tiroteados. Aun así, en comparación con las protestas masivas en 2014 y las ocurridas desde entonces, el E23 fue un día relativamente pacífico.
¿Qué pasará ahora? El mejor indicio será la postura del ejército venezolano. El miércoles se publicaron varios tuits a última hora del día, alegando que permanecían leales al gobierno de Maduro, y en el momento de escribir este artículo, no hay evidencia clara de que el alto mando o los subalternos hayan roto con Maduro. Sin embargo, ¿seguirán las órdenes si se les ordena que disparen contra los manifestantes? ¿Desalojarán por la fuerza a los diplomáticos estadounidenses si no salen del país tras el ultimátum de las 72 horas de Maduro? La respuesta corta es que aún no sabemos. Sin embargo, las decisiones y acciones del ejército venezolano en los próximos dos días serán un factor importante en el cálculo de Maduro sobre si puede mantenerse en el poder.
Mientras tanto, para un país que ha cerrado y censurado los medios de comunicación tradicionales y ahora utiliza casi exclusivamente Twitter e Instagram, los venezolanos se muestran jubilosos en las redes sociales. Muchos han dicho que se sintieron muy fortalecidos por la desafiante declaración del secretario Pompeo de que los gringos se quedan en la embajada en Caracas.
Y ésa, según la opinión de este columnista, es la postura correcta y de principio que Estados Unidos debe tomar. Cuánta diferencia hace un día... y mañana será otro día. Manténgase al tanto en este espacio.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es). Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.







