Se supone que un título universitario es el gran nivelador. Se trata de la forma más segura de garantizarse un empleo bien pagado y una oportunidad de vivir el Sueño Americano. Esto resulta especialmente cierto en el caso de los jóvenes que son los primeros miembros de su familia en acudir a la universidad. Muchos de esos estudiantes son latinos, el grupo demográfico más joven y de más rápido crecimiento de Estados Unidos, por lo que cada vez son más los que acuden a las facultades y campus universitarios de todo el país.
Así perjudican los préstamos universitarios subvencionados a los graduados latinos
“En lugar de extender las oportunidades a toda la población, subvencionar la educación puede acabar teniendo el efecto contrario”.


Pero hay un problema con esta retórica tradicional. Como expone un nuevo informe del Banco de la Reserva Federal de San Luis, la media de los ingresos de las personas de raza negra y de las de origen latino se ha contraído considerablemente durante las dos últimas décadas. Según los resultados del informe, los graduados universitarios latinos experimentaron una sorprendente caída del 71.9% en la media de sus ingresos reales netos entre 2007 y 2013.
Curiosamente, los latinos que no tienen un título universitario sí vieron un modesto “incremento”, del 15.6%, en la media de sus ingresos comparados con los de los graduados universitarios durante el mismo período.
Una posible razón para esta caída entre los graduados universitarios latinos puede ser el hecho de que acumulen una enorme deuda por préstamos estudiantiles. National Journal puso recientemente de manifiesto un informe sobre la deuda universitaria promedio entre los graduados de origen latino, situándola en 22,886 dólares. La caída de la media de ingresos de los graduados universitarios latinos coincide con la creciente involucración del gobierno federal en el asunto de los subsidios para préstamos estudiantiles.
“La ayuda federal a la educación superior se disparó desde los 10,000 millones de dólares en el ejercicio fiscal de 2000 hasta los 30,000 millones de dólares del ejercicio fiscal de 2008”, comenta Neal McCluskey, investigador del Instituto Cato.
“El problema de base es sencillo: darle a todo el mundo 100 dólares para que se pague la educación superior y la universidad hará que los precios suban 100 dólares, dejando sin valor dicha ayuda”, explica McCluskey. “Y la ayuda ajustada a la inflación, la mayoría de ella federal, ciertamente ha aumentado, disparándose desde los 4,602 dólares por estudiante universitario en 1990-91 a los 12,455 dólares de 2010-11”.
Los responsables electos y los candidatos presidenciales, de manera especial la favorita demócrata Hillary Clinton, no harían más que empeorar la situación, pues están prometiendo aún más ayuda financiera para tratar de compensar el aumento de los costos de la matrícula.
Este sería precisamente el enfoque equivocado si el objetivo es hacer que la universidad sea más asequible, especialmente para las familias de clase trabajadora que no han conseguido ahorrar para pagar los costos de la educación superior de sus hijos.
Y aunque en realidad hay otros factores en juego que explican el declive de la media de ingresos de los latinos (el informe de la Reserva Federal hace referencia a los efectos de la Gran Recesión), los altos niveles de la deuda ocasionada por los préstamos estudiantiles son una importante carga para los ahorros personales y la inversión.
Las implicaciones de esta realidad son impactantes, especialmente cuando Estados Unidos está sufriendo un espectacular cambio demográfico. En California, por ejemplo, la población de origen latino ha superado recientemente a la población de raza blanca por primera vez desde que este estado se incorporó a la Unión en 1850.
Los responsables políticos deberían mostrar cautela si continúan subvencionando la financiación de la educación superior, especialmente cuando hay pocas pruebas que demuestren que las facultades y universidades estén trabajando para contener esta escalada en los costos. En lugar de extender las oportunidades a toda la población, subvencionar la educación puede acabar teniendo el efecto contrario.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.







