Tamara Franco, de 34 años, dio a luz al pequeño Jesús gracias a que su hermana decidió donarle su útero debido a que sufría el síndrome de Rokitansky, un trastorno congénito del aparato reproductor femenino que le impedía quedar embarazada. El ginecólogo Armando Hernández-Rey explica por qué este procedimiento puede resultar igual de complejo a un trasplante de rostro.
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