Rusia celebra una elección en la que ya se sabe el resultado: la ratificación de Putin en la presidencia

Este domingo 18 de marzo los rusos van a unas elecciones presidenciales donde no habrá muchas sorpresas en cuanto a quién será elegido para seguir manejando los destinos del país.

En una competencia electoral que en realidad no es tal, todos esperan que Vladimir Putin logre su segundo período consecutivo (para un total de cuatro mandatos desde 1999 cuando sucedió a Boris Yeltsin al frente del Kremlin).

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Desde entonces, Putin ha sido la figura dominante de la política rusa. Ejerció la presidencia de manera interina entre diciembre de 1999 y mayo 2000 cuando, tras la renuncia de Yeltsin asumió él el mando en su capacidad de primer ministro. Ese mes de marzo ganó sus primeras elecciones para el período 2000-2008 y luego fue reelegido para el 2012-2018, tras pasar el tiempo entre mandato de nuevo como primer ministro, en esta ocasión del presidente Dimitri Medvedev (quien es ahora su primer ministro).

La fecha de estas elecciones coincide con el cuarto aniversario de la anexión de la península de Crimea por Moscú, una efeméride notable para quienes estiman que el presidente ha sido una fuerza en la recuperación del prestigio nacional tan vapuleado tras el caótico colapso de la Unión Soviética.

Putin no tiene rivales de peso. El único opositor con imagen y alguna pegada en la opinión pública, Alexei Nalvany, fue descalificado por la justicia por un caso de fraude que el acusado asegura que es una maniobra para sacarlo de la escena política. Navalny ha promovido masivas movilizaciones de calle contra Putin y su entorno ruso para protestar contra supuestos casos de corrupción por parte de funcionarios, particularmente contra el primer ministro Medvedev.

El sistema ruso prevé una segunda vuelta en caso de que ninguno de los aspirantes obtenga la mayoría absoluta necesaria. Pero en este caso es muy improbable que se vuelva a repetir lo de 1996, la única vez que hizo falta un balotaje para definir entre Gennedy Zyuganov y el finalmente reelegido Boris Yeltsin.

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¿Con quiénes se enfrenta Putin?

Hay siete nombres en la boleta electoral, de candidatos que van desde la extrema derecha a la extrema izquierda. Pero salvo el presidente, ninguno supera el 10% de intención de voto, de acuerdo con las encuestas realizadas por empresas vinculadas al gobierno. Estos son los tres que le siguen en las encuestas.

Russian Communist party (CPRF) presidential candidate Pavel Grudinin speaks during a pre-election rally in Moscow on March 11, 2018. Russia will hold presidential elections on March 18. / AFP PHOTO / Kirill KUDRYAVTSEV (Photo credit should read KIRILL KUDRYAVTSEV/AFP/Getty Images)
Russian Communist party (CPRF) presidential candidate Pavel Grudinin speaks during a pre-election rally in Moscow on March 11, 2018. Russia will hold presidential elections on March 18. / AFP PHOTO / Kirill KUDRYAVTSEV (Photo credit should read KIRILL KUDRYAVTSEV/AFP/Getty Images)
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Pavel Grudinin: Este eEmiembro del partido de Putin, Rusia Unida, es ahora el candidato del otrora poderoso Partido Comunista. Sin embargo, Grudinin no necesariamente promueve un regreso a los tiempos de la economía centralizada de la Unión Soviética, de hecho, es considerado un hombre con ideas capitalistas.

El candidato es famoso por haber participado en los procesos de privatización que siguieron al colapso del comunismo y hoy maneja una empresa agroindustrial exitosa que muestra como ejemplo de gestión a seguir para la economía rusa. Grudinin marcha segundo en las encuestas con un 8% de las preferencias, de acuerdo con el Centro de Investigaciones de la Opinión Pública de Rusia. El candidato comunista es un duro crítico de la corrupción, considerado uno de los mayores problemas de la sociedad rusa.

Russian ultranationalist presidential candidate and leader of the ultra-conservative LDPR party, Vladimir Zhirinovsky gestures during a visit to the Private Security Training Center in Moscow on March 10, 2018. Seven candidates are lined up against Vladimir Putin in a Russian presidential election on March 18 that he is all but guaranteed to win, extending his Kremlin term to 2024 with a fourth term in office. His competitors include a former reality TV star and a director of a fruit farm, but Putin's primary political opponent will be absent from the ballot. / AFP PHOTO / Vasily MAXIMOV (Photo credit should read VASILY MAXIMOV/AFP/Getty Images)
Russian ultranationalist presidential candidate and leader of the ultra-conservative LDPR party, Vladimir Zhirinovsky gestures during a visit to the Private Security Training Center in Moscow on March 10, 2018. Seven candidates are lined up against Vladimir Putin in a Russian presidential election on March 18 that he is all but guaranteed to win, extending his Kremlin term to 2024 with a fourth term in office. His competitors include a former reality TV star and a director of a fruit farm, but Putin's primary political opponent will be absent from the ballot. / AFP PHOTO / Vasily MAXIMOV (Photo credit should read VASILY MAXIMOV/AFP/Getty Images)
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Vladimir Zhirinovsky: Una cara conocida en la política rusa la de este populista de 71 años, quien en 2012 obtuvo el 6% de los votos en las presidenciales. La cadena estatal Russia Today lo muestra con una base de apoyo similar del 5,6% de la intención de voto para esta contienda.

Zhirinovsky era una de las voces más estentóreas en la Duma, el parlamento ruso, en tiempos de Yeltsin y su retórica ultranacionalista y xenófoba, lo acerca frecuentemente a la proyección del renovado poder ruso que intenta proyectar Putin. Sin embargo, las banderas de la recuperación del prestigio nacional se las arrebató Putin, quien ha presentado su gestión como la que renovó la nación traumatizada por el fracaso del experimento socialista que duró siete décadas.

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El polémico político se ha presentado a todas las elecciones presidenciales que se han realizado en Rusia desde que se disolviera la URSS. Su mejor figuración fue en 2008, cuando sacó cerca de un 10% de los votos en unos comicios que ganó Medvedev con más del 71%, garantizando la continuidad del legado del primer mandato de Putin.

Russian presidential candidate Ksenia Sobchak speaks in central Moscow on February 27, 2018 at the site where late opposition leader Boris Nemtsov was fatally shot on a bridge near the Kremlin. A march in memory of Kremlin critic Boris Nemtsov gathered several thousand Muscovites on February 25, in a rare sanctioned opposition gathering ahead of next month's presidential vote. / AFP PHOTO / Vasily MAXIMOV (Photo credit should read VASILY MAXIMOV/AFP/Getty Images)
Russian presidential candidate Ksenia Sobchak speaks in central Moscow on February 27, 2018 at the site where late opposition leader Boris Nemtsov was fatally shot on a bridge near the Kremlin. A march in memory of Kremlin critic Boris Nemtsov gathered several thousand Muscovites on February 25, in a rare sanctioned opposition gathering ahead of next month's presidential vote. / AFP PHOTO / Vasily MAXIMOV (Photo credit should read VASILY MAXIMOV/AFP/Getty Images)
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Ksenia Sobchak: Esta periodista y exestrella de reality show promueve una agenda liberal en la que incluye la promoción de los derechos para la comunidad LGBT, en contra de la tendencia de reducirlos legalmente que ha emprendido en los últimos años Moscú. En contraste con Putin, tiene un discurso desprovisto de nacionalismos. Por ejemplo, estima que Crimea pertenece a Ucrania, pese al argumento histórico con el que el Kremlin justificó su anexión en 2013 y hasta se ha disculpado con EEUU por la interferencia rusa en las elecciones del 2016, un señalamiento que hace la inteligencia estadounidense pero que rechaza Moscú.

La candidata asegura que las elecciones no tienen garantía de ser libres ni justas, lo que sumado a lo aparentemente fuera de sintonía que parecen sus posiciones ha llevado a algunos a preguntarse si la campaña Sobchak, hija de un fallecido aliado de Putin, es legítima o es una manera de dar una impresión de competitividad a unos comicios donde el ganador ya parece predeterminado. Pero es algo que ella desestima como simples rumores para desprestigiarla y dañar sus oportunidades de ganar.