Desentierran sarcófago en una iglesia con restos de un hombre que vivió hace 1,000 años

Después de años de trabajo arqueológico, un grupo de investigadores logró desenterrar un ataúd con restos óseos de quien posiblemente fue un arzobispo que murió en el año 1021.

Al interior del sarcófago hallaron restos de tela y los huesos deteriorados de una persona que vivió en el año 1000.
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Al interior del sarcófago hallaron restos de tela y los huesos deteriorados de una persona que vivió en el año 1000.
Imagen Volker Rahn, presidente de la Iglesia Evangélica en Hessen y Nassau.

Un grupo de 14 arqueólogos exhumó un sarcófago de al menos 1,000 años de antigüedad en la ciudad alemana de Maguncia.

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Al interior del sarcófago se encuentran los restos de quien podría ser un arzobispo que falleció cerca del siglo XI.

Las excavaciones para encontrar e indagar esta pieza arqueológica iniciaron en 2017 dentro de la Iglesia St. Johannis, una de las más antiguas de la ciudad, después de que hallaron una esquina del ataúd de piedra debajo del piso del recinto religioso.

A principios de la semana, los investigadores lograron abrir la tapa de piedra del sarcófago, la cual pesa cerca de 700 kilos, con un sistema de poleas.

Al interior del ataúd, encontraron restos de tela y los restos óseos de una persona completamente deteriorados, debido a que presuntamente, el cuerpo fue rociado en cal viva durante su entierro con la finalidad de acelerar el proceso de descomposición.


Según los expertos, el cuerpo encontrado podría ser el de un religioso, pues el cuerpo fue inhumado en la parte central del templo, con dirección al altar.

Una de las hipótesis es que se trata de Erkanbald, arzobispo de Maguncia desde el año 1011 hasta el 1021, cuando murió; aunque aún falta que los arqueólogos hagan las investigaciones necesarias para confirmar la identidad del cadáver.

Tanto los arqueólogos como las autoridades religiosas de la iglesia quedaron sorprendidos ante la exhumación del cuerpo.

Volker Rahn, presidente de la Iglesia Evangélica en Hessen y Nassau, calificó la apertura como “un evento muy emocionante, pero también conmovedor espiritualmente”.