A menos de una hora de Beverly Hills, la inmigrante latina Teresa López tiene un godzilla de unos ocho metros de alto prácticamente metido en su patio trasero. Aunque parezca increíble, no resulta tan extraño en áreas de Los Ángeles, donde hay muchas de estas bombas petroleras subiendo y bajando junto a casas, hospitales, colegios, iglesias y campos deportivos. Esta es su familia.