A menos de una hora de Beverly Hills, la inmigrante latina Teresa López tiene un godzilla de unos ocho metros de alto prácticamente metido en su patio trasero. Aunque parezca increíble, no resulta tan extraño en áreas de Los Ángeles, donde hay muchas de estas bombas petroleras subiendo y bajando junto a casas, hospitales, colegios, iglesias y campos deportivos. Esta es su familia.
Jugar al aire libre siempre es recomendado por los médicos. Sin embargo, en presencia de una alta densidad de contaminantes atmosféricos debido a la extracción petrolera, los especialistas sugieren tener precaución y no exponerse por periodos prolongados.
Nacho Corbella
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En inglés se denomina pumpjack, oil horse, donkey pumper, pero los hispanos de Los Ángeles lo llaman caballo, dinosaurio, grillo, godzilla… Para los nietos de Teresa López, que se columpian junto a uno de ellos, es un ‘sube y baja’.
Nacho Corbella
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En el condado de Los Ángeles hay unos 580,000 vecinos que viven a menos de un cuarto de milla (400 metros) de alguno de los más de 5,700 pozos petrolíferos activos. Los niños juegan en esos patios.
Nacho Corbella
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La salud de los niños en la zona es una de las principales preocupaciones de sus familiares. Todos ellos andan siempre con el inhalador contra ataques de asma.
Nacho Corbella
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Como a la mayoría de los padres hispanos que viven en las cercanías del pozo petroléro, a Teresa le preocupa el presente y futuro de sus hijas.
Nacho Corbella
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Estos pozos los ponen donde están los más pobres y nosotros no tenemos la posibilidad de irnos a otro lado, se quejan con resignación los vecinos.
Nacho Corbella
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En algunas de estas áreas, los pozos ya estaban allí y se construyeron al lado las casas, pero en otras la gente llegó primero y luego se pusieron los pozos, cuentan.
Nacho Corbella
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Hay días en los que el vecindario huele como si vivieran en una gasolinera. Y luego está el ruido de las ‘trocas’, los camiones que van cada día a retirar de los tanques el oro negro sacado del subsuelo del barrio, incluidos los fines de semana. Ellos se guarecen dentro de sus hogares.