La Agencia de Protección Ambiental de EEUU (EPA, por sus siglas en inglés) clasifica los sitios afectados mediante un sistema que analiza cada lugar según el tipo de sustancias contaminantes y si estas llegan a las personas. Los más peligrosos entran en la lista de prioridades de la agencia y son atendidos utilizando el ‘superfondo’, un presupuesto federal especial para tratar este tipo de emergencias.