'Masacre de Akihabara': Japón ejecuta al asesino que conmocionó al país

El 8 de junio de 2008, Tomohiro Kato, entonces de 25 años, se fue al centro de Tokio, para "matar gente, sin importar a quién". Acabó con la vida de siete personas y dejó 10 heridos en un suceso que conmocionó a Japón y que pasaría a la historia como la 'masacre de Akihabara'. En medio del secretismo habitual, Kato fue ejecutado el martes.

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El 8 de junio de 2008, Tomohiro Kato, entonces de 25 años, se fue al centro de Tokio, para "matar gente, sin importar a quién".

Tres días antes había salido a gritos de la fábrica de piezas para automóviles en la que trabajaba y que estaba en un proceso de reducción de plantilla. Tenía miedo de perder el empleo porque no encontraba su mono de trabajo. Al día siguiente no volvió, se fue a comprar cuchillos de caza.

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Las imágenes de videovigilancia lo muestran bromeando con el vendedor, haciendo gestos de apuñalamiento.

Los fiscales dijeron que tenía la autoestima por los suelos después de que una mujer con la que chateaba dejara de responderle de forma repentina cuando le envió una fotografía.

Su enfado se vio exacerbado cuando sus amenazas de realizar una matanza en un boletín público de internet no generaron reacción alguna.

Así fue que, pasadas las doce del mediodía de aquel domingo, embistió con un camión alquilado a la multitud del concurrido nucleo comercial de la capital nipona. Tras atropellar a cinco personas (tres murieron), se bajó y comenzó a apuñar gente al azar. Alcanzó a una docena, cuatro murieron.

El suceso conmocionó a Japón, que prohibió los puñales de doble filo con hojas de más de 5.5 cm e incluso, hasta 2011, no permitió que los domingos se hiciera peatonal la zona del suceso, Akihabara, conocida por sus comercios dedicados a la tecnología y el manga.

Este martes, Kato fue ejecutado.

El arrepentimiento del autor de la masacre de Akihabara

Hijo de un banquero, Kato creció en la norteña prefectura de Aomori. Aunque se graduó en una escuela de primer nivel, fracasó en sus pruebas de ingreso a la universidad y se vio obligado a estudiar mecánica automotriz.

Kato fue condenado a muerte en 2011. Antes del juicio, le había escrito a un taxista herido en la mataza diciéndole que estaba arrepentido de lo que había hecho.

Las víctimas "estaban disfrutando sus vidas, tenían sueños, futuros prometedores, familias, amantes, amigos y colegas", escribió Kato, según una copia de la misiva publicada en el semanario Shukan Asahi citada por AFP.

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También insistió en que estaba arrepentido durante su audiencia en la Corte. "Permítanme aprovechar esta ocasión para pedir disculpas", dijo.

Pero nada de eso lo libró de la pena capital por un crimen "cruel" que "influyó significativamente en la sociedad japonesa", según dijo el ministro de Justicia, Yoshihisa Furukawa.

La pena de muerte en Japón

La ejecución de Kato es la primera aplicación de la pena capital en Japón desde diciembre pasado, cuando tres personas condenadas por asesinato fueron ejecutadas en la horca el mismo día. Además, es la segunda ejecución desde la llegada al cargo del primer ministro, Fumio Kishida.

Antes de los tres ejecutados en 2021, hubo 15 en 2018, entre ellos el gurú de la secta Aum Shinrikyo y doce seguidores condenados por un ataque con gas sarín en el metro de Tokio.

Las ejecuciones se llevan a cabo en estricto secreto. A los presos no se les informa hasta la misma mañana en que van a ser ahorcados. Y, aunque recientemente se ha comenzado a dar los nombres de los ejecutados y los crímenes por los que fueron condenados, la información sigue siendo escasa. Se sabe que hay 106 personas en el corredor de la muerte.

Japón es junto a Estados Unidos el único país democrático e industrializado que aún imparte la pena capital, un castigo que tiene amplio respaldo en la opinión pública nipona y que, sin embargo, es criticada por defensores de los derechos humanos como Amnistía Internacional (AI) o Human Rights Watch (HRW), no sólo por su mera vigencia, sino por el método (la horca) y porque se suele avisar al reo con pocas horas de antelación.