Este pastor salvadoreño ha vivido 34 años sin documentos en Estados Unidos. Antes de "convertirse a Cristo" fue arrestado cuatro veces y pesa en su contra una orden de deportación. Desde junio de 2017 está resguardado en un templo de Carolina del Norte para que las autoridades migratorias no lo envíen de vuelta a El Salvador, y lo separen de su esposa y sus cuatro hijos.