Este gráfico explica por qué las poblaciones arrasadas por el volcán de Fuego nunca debieron estar allí
El pasado domingo 3 de junio en Guatemala entró en erupción el Volcán de Fuego. La fuerte explosión generó una corriente piroclástica abrasiva y muy veloz que sepultó varias localidades, dejando al menos 75 víctimas mortales y unas 200 personas desaparecidas.
Una corriente que arrasa a su paso
El flujo piroclástico es capaz de arrasar con estructuras y terminar con cualquier ser vivo. En el caso de este volcán guatemalteco, un estudio asegura que cada cuatro décadas sus erupciones producen este destructivo efecto.
La Sociedad Geológica de EEUU (USGS) publicó en 2001 un estudio de las zonas amenazadas por el Volcán Fuego. Esta entidad publicó varios mapas de peligros que mostraban cómo muchas localidades instaladas en la ladera de la montaña se encontraban dentro del área de impacto de lahares y corrientes piroclásticas.
Dos días después de la gran erupción, el volcán volvió a explotar. Las autoridades han evacuado varias zonas del departamento de Escuintla, ante la posibilidad de que la corriente piroclástica siguiese fluyendo hacia el Sur.
