Cientos de migrantes, entre los que se incluyen mujeres embarazadas y niños, permanecen en carpas improvisadas en Reynosa, México, y más personas llegan cada día a pesar de las malas condiciones en las que permanecen. Grupos proinmigrantes e iglesias donan algunos alimentos, pero no se puede cocinar en el lugar debido a una prohibición por riesgo de incendios. Hay preocupación por la propagación de enfermedades.
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