Mark Zuckerberg sale al rescate de Oculus con una demostración de realidad virtual en vivo

Mark Zuckerberg saltó a escena este jueves en la conferencia para desarrolladores de Oculus, para darle un empujón a la marca de lentes de realidad virtual de Facebook luego de la polémica por las donaciones de su fundador a un grupo anti-Hillary Clinton.

Palmer Luckey, el creador de los lentes Oculus que le vendió la empresa a Zuckerberg por 2,000 millones en 2014, ni siquiera apareció en el escenario.

Los Oculus Rift fueron los primeros en salir al mercado entre los lentes de realidad virtual que usan una computadora y no un smartphone (luego llegó el HTC Vive y ahora Sony Playstation está a punto de lanzar el suyo). Pero los Rift sufrieron demoras importantes en su lanzamiento al público y, tras meses de una expectativa febril, dejaron insatisfechos a muchos usuarios con su calidad.

“Tuvimos un comienzo un poco lento”, reconoció Zuckerberg este martes en San José, California. Pero aseguró que la realidad virtual (o VR) definirá la próxima era de la computación. No por nada el CEO asegura que es uno de los caminos por donde llevará a Facebook para que siga siendo dominante dentro de diez años.

Por el escenario desfiló una serie de 12 ejecutivos de Facebook, Oculus y empresas asociadas, sin que se escuchara el nombre de Luckey. A fines de septiembre, el sitio The Daily Beast reveló que el joven multimillonario había donado 10,000 dólares a un grupo que crea ‘memes’ ofensivos para atacar a la candidata demócrata a la presidencia.

Luckey pidió disculpas con un mensaje en Facebook y dijo que lo había hecho porque pensó que era una manera nueva de comunicarse con los votantes jóvenes.

En el evento de Oculus, Zuckerberg asombró a la audiencia con una demostración en vivo de las posibilidades de la realidad virtual. Y mostró como, en línea con las ambiciones de Facebook para todas sus apps, el usuario puede hacer muchas cosas sin necesitar salir de la experiencia (ni sacarse los lentes).

El CEO y dos ejecutivos sostuvieron una charla en VR en que dibujaron espadas en el aire para hacer un poco de esgrima, jugaron al ajedrez y las cartas, visitaron Marte y bajaron al fondo del mar. Luego entraron a la sala de la casa de Zuckerberg para ver qué hacía su perro Beast y el CEO tomó una videollamada de su mujer Priscilla Chan. Finalmente, todos los ‘presentes’ se tomaron una selfie que Zuckerberg, obviamente, posteó en Facebook.

“Cada tarea puede volverse parte de nuestra experiencia general”, dijo.

La empresa ya invirtió 250 millones de dólares en desarrolladores de software que están creando juegos y otras experiencias para el Oculus, dijo Zuckerberg, y se comprometió a invertir otra cantidad igual. Además, destinará 10 millones a apoyar a quienes desarrollen contenido educativo.

‘Zuck’ también presentó la que será la nueva versión del Rift, todavía en desarrollo: unos lentes que no necesitan conectarse a una computadora para funcionar pero que ofrecen mejor desempeño que los que se conectan a un smartphone. Si lo logra, creará una nueva categoría en el mercado.

“Es muy temprano aún –dijo–, tenemos un demo pero no un producto todavía”.

Como no sería una marca de Facebook si no tuviera un fuerte componente social, Oculus anunció en el evento diversas funciones para impulsar la interacción entre usuarios dentro de la experiencia virtual.

Mostró avatares personalizables para interactuar dentro del mundo virtual, ‘cuartos’ donde varios amigos pueden encontrarse y Parties (fiestas), en que hasta ocho personas pueden hablar en VR sin importar qué están haciendo.