Un nuevo plan busca convertir a Madrid en Las Vegas de Europa

Un proyecto de megacasino promete provocar un boom en contrataciones y en turismo, pero a lo mejor no se ha aprendido de errores pasados.

El negocio de un megacasino en Madrid promete muchos empleos pero no todos creen que las proyecciones se cumplan.
El negocio de un megacasino en Madrid promete muchos empleos pero no todos creen que las proyecciones se cumplan.
Imagen SerKucher/iStock

¿Podría un casino masivo rescatar a Madrid de su estancamiento económico actual? Los medios españoles están repletos de noticias sobre una nueva inversión masiva en la capital que hará Cordish Companies, la cual tiene su sede en Maryland.

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La empresa invertirá la fenomenal cantidad de 2,200 millones de euros (2,350 millones de dólares) en la región madrileña para construir un complejo de 330 acres para el juego y el entretenimiento llamado Live! Resorts.

El complejo se construirá cerca de Torres de la Alameda, un pueblo semirural que queda justo después de los suburbios de Madrid en el altiplano alto y seco del centro del país. Con un teatro tipo Broadway, salones para el juego, un circo y hasta 4,000 camas de hotel, el complejo será el más grande de Europa y el único de su tipo.

La idea es que podría atraer hasta 1.6 millones de visitantes cada año. No sólo vendrán de Europa sino también de Norteamérica y el resto del mundo en una ubicación que resulta conveniente por su cercanía al Aeropuerto Barajas de Madrid.

El gobierno regional sugiere que el complejo podría crear 56,443 empleos, un enorme beneficio para una región que nunca llegó a reponerse después de la crisis financiera de 2008.

No sorprende que cifras como estas tengan a los políticos babeando, pero el punto de exclamación en el nombre del complejo no es el único detalle dudoso de la constitución de Live! Resorts.

Para los que observan las condiciones en España, el plan para el casino suena siniestramente familiar: evoca justo el tipo de megaproyecto rimbombante que llenaba al país en los años anteriores a la crisis financiera.

En un intento de aprovechar precios de tierra que se habían disparado, la península ibérica se llenó de grandes diseños que atrajeron fondos gigantescos (y potencial gigantesco para sobornos) pero al final se paralizaron y de manera muy costosa.

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Estuvo el aeropuerto fantasma que costó 170 millones de euros cuyo primer vuelo despegó cinco años después de que fue completado. Este proyecto desastroso aún salió mejor que otro terminal aéreo no usado, el cual costó 1,000 millones de euros para construir pero terminó vendido por 10,000 euros.

Estos proyectos se perciben como tan emblemáticos del despilfarro de los ‘años de la burbuja’ que hasta formaron un recurso argumental clave en una película de Pedro Almodóvar.

La zona aledaña a Madrid donde se iba a construir Eurovegas. El proyecto nunca se concretó.
La zona aledaña a Madrid donde se iba a construir Eurovegas. El proyecto nunca se concretó.
Imagen Pablo Blazquez Dominguez/Getty Images

No es sólo que estos proyectos fueron mal planeados. Lo que hizo que muchos españoles los resintieran particularmente es que fueron vistos como oportunidades para la corrupción y los sobornos. De hecho, la creación de oportunidades para tales cosas fue una de las razones principales por las que fueron aprobados.

Los aeropuertos fantasma de España sólo son parte de la historia. También está el espectacular parque de ciencia y cultura que endeudó tanto a Valencia —la tercera ciudad de España en tamaño— que el gobierno central tuvo que gastar 2,000 millones de euros en un rescate financiero de la ciudad.

Hasta hubo un plan de crear un enorme complejo de casinos de 30,000 millones de euros no tan lejos de Madrid. Se iba a llamar Eurovegas pero el proyecto fracasó por una razón algo ridícula: los promotores se retiraron cuando no pudieron conseguir una exención de la prohibición española de no fumar adentro.

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El local de este casino estaba cerca del pueblo de Torre de la Alameda, justo en el mismo lugar que ahora está designado como la sede de Live! Resorts.

No resulta alentador que España esté tratando de hacer algo en un lugar donde anteriormente fracasó. Sin embargo, los proponentes del nuevo resort insisten que será un plan más práctico y serio que el tipo que fue aprobado durante los años locos.

Indudablemente, su presupuesto de 2,200 millones de euros es una gota en el océano comparado con los 30,000 millones de euros dedicados a Eurovegas y, además, todo el dinero aparentemente vendrá de fuentes privadas, a diferencia de los proponentes de su antecedente Eurovegas.

Cordish ha tomado el paso de realmente comprar la tierra, por lo que la probabilidad de que algo realmente dé resultados parece más plausible.

Sin embargo, cuando se analizan los números, hay algo que no parece estar bien. Según las cifras reportadas en los medios españoles, la inversión inicial de 2,200 millones de euros de Live! Resorts supuestamente atraerá unos 676,764 visitantes en su primer año.

A largo plazo se pronostica que el resort atraerá unos 1.6 millones visitantes adicionales a la región madrileña todos los años, lo cual aparentemente es suficiente para sostener esos 56,000 nuevos empleos.

Pero si examinas la economía actual de casinos existentes, esas cifras parecen fantásticas. Alan Silver —profesor de Restaurantes, Hoteles y Turismo en la Universidad Ohio y antiguo ejecutivo en la industria de los casinos— le dijo a CityLab que los pronósticos no han sido confirmados por su propia experiencia.

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“Una proyección de más de 50,000 empleos creado por una propiedad de 2,300 millones de dólares parece muy incorrecta. Claro que hay trabajos indirectos junto con trabajos directos, pero me imaginaría que con una inversión de ese nivel, uno podría esperar razonablemente que creará entre 10,000 y 15,000 empleos”, comentó Silver.

Además, las prácticas convencionales de la industria de casinos en EEUU que están detrás del nuevo proyecto de Madrid significan que muchos empleos serán de corto plazo. “Las propiedades de casino siempre contratan a demasiadas personas inicialmente. He visto bastante sobrecontratación y luego despidos poco después porque el proyecto no cumplió con las proyecciones realizadas antes de que fue iniciado”, dice Silver.

“Los operadores de casino quieren pintar un cuadro de color de rosa para los políticos y la gente del área. Entonces la realidad se establece más adelante y resulta que el nivel real de ingresos y los trabajos pronosticados no cumplen con las proyecciones. He visto eso repetidas veces”.

En un continente sin casinos al estilo de Las Vegas, los parques temáticos son los equivalentes más cercanos a este proyecto y no producen nada como este nivel de empleo. En 2013 Disneyland París empleaba a 14,000 personas dentro del mismo parque. Un pueblo adyacente —financiado por separado— que quedaba al lado del parque proveía más empleos.

El reporte anual de Disneyland París calculaba que se trataban de unos 28,000 trabajos. Todo esto era posible gracias a 14.9 millones de visitantes anuales.

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Sigue siendo un misterio cómo Live! Resorts podría exceder esta cantidad con sólo un 11% de los mismos visitantes. Sin embargo, se podrá argumentar que cuestionar las cifras en este caso es mirarle los dientes a un caballo regalado. Después de todo, la inversión de Cordish es privada, por lo que la región madrileña no necesariamente se gastará un centavo.

La Ciudad de las Artes y Las Ciencias fue diseñado por Santiago Calatrava y su alto costo obligó a la ciudad de Valencia de pedir un rescate financiero del gobierno nacional. Maribelle71/Flickr

¿O sí? Puede que algunos otros costos ocultos pueden estar al acecho, entre ellos los que se necesitan para mejorar la infraestructura alrededor del sitio. Dado que España es una especie de cementerio de megaproyectos no terminados, no sorprende que LiveResorts tiene uno en su futuro patio: una carretera fantasma abandonada en 2007.

Fue planeada como una autopista de peaje pero se dejó sin pavimentar cuando sus contratistas quebraron. Ahora se va a resucitar la carretera fantasma después de un anuncio por Cristina Cifuentes, gobernadora de la región madrileña.

La resucitación es oportuna. Uno de los ganchos de ventas cruciales para el sitio del casino es que es fácilmente accesible desde el aeropuerto y ahora mismo las vías locales realmente no están en condiciones de transportar los montones de personas que el casino espera.

No tiene nada de malo que los inversionistas privados creen empleos. Tampoco hay nada inherentemente malo con gobiernos regionales financiando mejorías de infraestructura. Sin embargo, sí importa cuando no se aprende de fracasos pasados.

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“Como país tendemos a creer en grandes proyectos como marcadores de progreso. Se ven como el homólogo nuestro del Wirstschaftswunder (milagro económico) en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. Pero lo hemos probado antes y fracasó”, dice Esteban García, un ingeniero civil y colaborador del sitio web Nación Rotonda, el cual documenta cambios a la tierra española a lo largo de los últimos 15 años.

“Tratar de revivir estos megaproyectos es una señal obvia de que no hemos aprendido nada. (…) Si van a construir este complejo en tres años y crear casi 60,000 empleos, entonces eso es increíble. El problema está en que no los creo… y que esas suenan como cifras inventadas”, opinó García.

El patrón al que se refiere el especialista definitivamente parece familiar. De nuevo hay promesas idealistas de crecimiento que no resisten un escrutinio riguroso.

De nuevo, no se están reconociendo los costos completos de hacer que funcione un megaproyecto. Y, de nuevo, una región española está buscando una enorme deus ex machina para resolver su falta de empleo de un solo golpe.

Este es el tipo de pensamiento mágico que ayudó a inflar —y luego reventar— la burbuja de propiedades de España en primer lugar. Los ocho años desde la crisis financiera de 2008 a lo mejor haya sacudido fuertemente a España, pero dado el apoyo notorio del proyecto por líderes políticos regionales, tal parece que algunas actitudes políticas aún sobrevivieron la tormenta para quedarse intactas.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.