¿Qué define la identidad nacional?

Un nuevo informe revela que la lengua es más importante que otros factores como la religión. En EEUU, solo el 32% de los encuestados cree que el lugar de nacimiento es lo que define su identidad nacional, mientras que el 70% asegura que el factor más importante es el idioma.

Casual Catering Discussion Meeting Colleagues Concept
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Imagen Rawpixel Ltd/iStock

Cuando se trata de identidad nacional, ni la religión ni el lugar de nacimiento son necesariamente muy importantes. Ese es el mensaje sorprendente de una nueva encuesta transnacional realizada por el Pew Research Center. Tras encuestar a más de 14,000 personas en 14 países, los investigadores descubrieron que las personas consideraban de forma abrumadora que la fe y el lugar de nacimiento eran factores secundarios en la creación de una identidad nacional común.

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Subrayando la importancia de la lengua y costumbres por encima de la religión o el lugar de nacimiento, el informe también revela algunos importantes cambios generacionales de actitud que rigen lo que hace que las personas pertenezcan a una nación.

Religión

Tal vez lo más llamativo en el informe es la falta casi universal de mayorías que afirman que la religión es un componente esencial de su identidad nacional.

Como muestra la tabla anterior, Grecia es el único país encuestado donde una mayoría consideró que ser cristiano es un factor muy importante para la identidad nacional. En todo el Hemisferio Occidental (a los encuestados japoneses no se les hizo esta pregunta), los países del norte con un gran legado protestante consideraron que la religión era lo menos importante para la identidad nacional, pero Francia y España también registraron puntuaciones especialmente bajas en este índice.

En Estados Unidos, la opinión sobre la importancia de la religión para la identidad nacional resulta estar bastante dividida equitativamente. Un 32% de los encuestados la consideró muy importante, pero el informe señala que un 31% consideró que no es importante en lo absoluto.

En todos los países, los jóvenes son mucho más propensos a considerar la religión como un factor menos importante para la identidad nacional. Sólo en dos países la brecha entre las opiniones de los ciudadanos más jóvenes y los de mayor edad sobre la importancia identitaria relativa fue de un 10% o menos. Uno de ellos fue Polonia—donde la iglesia católica ha actuado históricamente como un repositorio para las aspiraciones nacionalistas reprimidas en otros ámbitos políticos—y el otro fue Francia. Francia probablemente muestra pocas diferencias de opinión entre los grupos etarios porque su fuerte tradición de laicismo oficial significa que relacionar el catolicismo y la identidad nacional es singularmente raro, incluso entre las personas mayores.

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Otro país va contra la tendencia de una manera ligeramente diferente. Aunque los italianos entre 18 y 34 años le dan menos importancia nacional a la fe de que las personas mayores de 50 años, aún la consideran más importante que los italianos de mediana edad, lo que sugiere un modesto retroceso hacia una comprensión de la identidad italiana que está más enfocada en el catolicismo.

Lugar de nacimiento

Aunque muchas personas están abandonando la idea de la religión como el cemento de la identidad nacional, no están, necesariamente, reemplazándola con un énfasis en el lugar de nacimiento. Las cifras sobre la importancia del lugar de nacimiento para la identidad nacional revelan un panorama complejo. Aunque en Europa, sólo Hungría y Grecia muestran una mayoría de encuestados que afirma que el lugar de nacimiento es muy importante, más europeos lo consideran muy o bastante importante que no importante.

En el Nuevo Mundo, los australianos y los canadienses consideran el lugar de nacimiento menos importante que los estadounidenses. Entre los estadounidenses, el 32% consideró el lugar de nacimiento de importancia primordial para la identidad nacional. Las personas mayores y las personas con menor nivel educativo fueron más propensas a atribuirle importancia. También tuvo mayor importancia para los encuestados no hispanos de raza negra que para los encuestados blancos hispanos o no hispanos.

Por el contrario, el informe señala que en otros lugares sólo un 21% de los canadienses y un 13% de los australianos consideraron que el lugar de nacimiento era extremadamente importante. Sin embargo, otro país tuvo una gran cantidad de encuestados que reivindicó el vínculo entre la identidad nacional y el lugar de nacimiento: En Japón, donde un 50% consideró que era muy importante.

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Idioma

Por lo tanto, si tanto la fe como el lugar de nacimiento se consideran cada vez menos importantes (aunque están lejos de ser descartados completamente) como marcadores de la identidad nacional, ¿dónde piensa la gente que reside esta identidad? En todos los países incluidos en la muestra, la respuesta es el idioma, seguido (con la excepción de Japón) por la participación en las costumbres nacionales. En Europa, una abrumadora mayoría consideró que el idioma era universalmente importante, aunque con puntuaciones especialmente menores en España e Italia.


Un 70% de los estadounidenses consideraron que el idioma era muy importante, y una mayoría coincidió con esta premisa en todos los diferentes segmentos sociales registrados.

Costumbres

Compartir las tradiciones culturales tales como fiestas nacionales, tipos de ropa, y alimentos también se consideró un factor importante. Curiosamente, ésta fue un área considerada muy importante por más encuestados canadienses y británicos (54%) que estadounidenses o franceses (45% cada uno).

Si bien el informe revela un panorama fascinante, plantea tantas preguntas como respuestas. Tomemos los encuestados que dicen que el lugar de nacimiento es algo importante como un factor de identidad nacional—¿en qué instancias estos encuestados consideran que es importante? ¿Y en qué medida?

Aunque las costumbres nacionales parecen ser consideradas un marcador más universal de la identidad que la religión, ¿qué sucede cuando estas costumbres nacionales tienen una base religiosa? ¿Acaso, por ejemplo, la celebración de la Navidad se convierte en un marcador más importante porque tiene otras asociaciones no religiosas como un momento de celebración familiar? O ¿los encuestados consideran que su importancia como una celebración nacionalmente reconocida debilita sus connotaciones específicamente cristianas?

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También hay algunas ausencias prometedoras que sería interesante conocer más. Ciertos países—especialmente Suecia—no parecen atribuirle gran importancia a ninguno de los posibles marcadores de la identidad nacional analizados en el informe. Aunque Suecia es a veces representada a nivel internacional como una utopía liberal (a menudo de un modo algo engañoso), la impresión general que les da a los visitantes es de homogeneidad relativa y diversidad cultural. Por lo tanto, ¿cuáles son los vínculos culturales compartidos que los suecos consideran el adhesivo que mantiene unida su identidad? En un mundo que parece relacionar cada vez menos la religión y el lugar de nacimiento con la identidad nacional, sería interesante saber qué pasaría a ocupar esos lugares.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.