Michael Grieco ha aprendido una y otra vez que el refuerzo positivo claro es la mejor forma de comunicarse con su hijo autista. “Desde temprano se te enseña a no decir que no”, dice. Esto hace que las habilidades de comprensión y conducta queden grabadas en la mente.
Miami Beach dejará de decir “no” en sus letreros
“Dirijamos a la gente a lo que sí pueden hacer, en lugar de a lo que no pueden hacer”, dice un comisionado de la ciudad.


Como comisionado de la ciudad de Miami Beach, piensa que la misma lógica se puede aplicar a los letreros de las calles. Si se expresan indicaciones para usar el espacio público de una manera afirmativa y no negativa, quizás sea más probable que la gente responda. Es por eso que Grieco ha asumido la misión de eliminar letreros que tengan lenguaje demasiado prohibitivo o superfluo. Actualmente Miami Beach está realizando una auditoría completa de su lenguaje público oficial, contando y analizando el contenido de cada entrada a parques, postes de estacionamiento, avisos sobre la seguridad escolar o postes con letreros prohibiendo el fumar.
“Sólo quiero que pensemos bien estas cosas”, dice. “Dirijamos a la gente a lo que pueden hacer, en lugar de lo que no pueden hacer. Que se avise cuando esté abierto el parque en lugar de cuando esté cerrado”.
Todo empezó en la línea de playa —repleta de turistas— de Lummus Park, donde la ciudad recientemente había colocado un letrero listando una serie larga de cosas que “no se permitían”, desde bicicletas y Segways hasta patinetas. Grieco se opuso a los letreros después de que un amigo le mandó una foto del letrero que colgaba en Lummus Park. No lo hizo porque el comisionado piensa que la gente debe hacer lo que le dé la gana, sino porque el letrero no alentó el uso deseado del espacio: caminar. “Hay una gran diferencia entre expresar todas esas prohibiciones y decir ‘zona amigable para peatones’”, dice.
También pensó que la declaración le daba un aire autoritario al parque, lo cual no encaja muy bien que digamos con la imagen de Miami Beach. Con millones de personas visitando el lugar cada año —además de 90,000 residentes—, Miami Beach tiene que tener ojo en la forma en que se expresa con sus invitados que han llegado buscando una experiencia idílica, dice Grieco. “No queremos decir, ‘no fumes’”, dice. “Queremos entrelazar [este mensaje] con ideas de la buena forma física, la higiene y la belleza. Queremos hablar del aire limpio”.
Se ha comprobado que mensajes afirmativos y hasta graciosos cambian el comportamiento público más efectivamente que el lenguaje negativo, particularmente cuando se trata del comportamiento saludable. Hay investigaciones que respaldan esto: algunas pruebas indican que “palabras prohibitivas” en realidad pueden interferir con nuestra capacidad de pensar claramente al provocar la producción de hormonas que activan el estrés. Por otra parte, el vocabulario positivo parece ayudar a nuestras mentes a concentrarse y a aumentar el autocontrol.
Grieco dice que no ha explorado demasiado este vínculo con la psicología conductual y la neurociencia. Para él, estas cosas simplemente son obvias. En cuanto la ciudad haya completado su auditoria de letreros, a Miami Beach empezará a quitar información obsoleta y la que se duplique, y pondrá letreros sobre límites de velocidad y zonas de seguridad escolar donde sean necesarios. Después de esto, las autoridades empezarán a pensar en cómo pueden volver a expresar mensajes públicos en términos más positivos. Grieco dice que puede visualizar la opción de llevar a cabo pruebas experimentales para ver qué tipo de lenguaje funciona mejor en diferentes contextos.
Y sí, el comisionado se da cuenta que a lo mejor haya residentes de Miami Beach que no miren con buenos ojos esta propuesta. “A lo mejor la gente piense que esto es cursi”, dice. “Pero no te puedes oponer. Este es el tipo de detalle que transforma a nuestra ciudad en un lugar más positivo”.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.









