¿Les importa el color de tus sábanas a los chinches?

La próxima vez que estés de compras de ropa de cama, deberías hacerte una pregunta clave: ¿le gustarán a los chinches este color? La desafortunada realidad es que a estos apestosos bicharracos parecen preferir esconderse en ciertos tonos específicos, de acuerdo a un estudio del Journal of Medical Entomology.

Investigadores de la Universidad de Florida y de otras instituciones pusieron a los chinches –o bedbugs como se les conocen en inglés- en platillos con papeles de distintos colores. Les dieron diez minutos para moverse y acomodarse y notaron lo que atraía a las acumulaciones más densas de esta plaga. Así descubrieron que los bichos se reunían en números más grandes en las áreas rojas y negras, y en menores números en las zonas amarillas y verdes.

Los investigadores especulan que estos chupasangres prefieren el negro y el rojo porque estos también son los colores de los chinches bien alimentados, y los insectos intentarían reunirse con los que son de tu tipo. Pero podría haber otras explicaciones, de acuerdo al comunicado de prensa:

Aunque esta es una explicación posible, muchos factores influenciaron el color que los chinches eligieron. Por ejemplo, sus preferencias variaron de acuerdo a su edad y escogieron distintos colores cuando estaban en grupos respecto a cuando estaban solos. También eligieron de manera distinta si estaban hambrientos o satisfechos. Incluso los machos y hembras parecen tener distintas preferencias.

Los autores sugieren que una posible explicación por la que los chinches evitan el amarillo y el verde es porque estos colores se parecen a áreas iluminadas. Estos descubrimientos son importantes porque tienen implicaciones a la hora de controlar estas pestes.

¿Deberías entonces llevar todas esas cubrecamas rojas al jardín y quemarlas en una fogata? Probablemente no, a no ser que tengas un caso agudo de paranoia por los chinches.

“Creo que usar colores para monitorear y prevenir los chinches tendría que ser aplicado específicamente como una especie de trampa y debería ser utilizado junto a otra estrategia de control”, dice la coautora del estudio, Corraine McNeill. “No llegaría tan lejos como para decir ‘no te compres una maleta roja o sábanas rojas’, pero esa investigación aún no se ha hecho, así que no podemos descartarla por completo”.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.