El complicado problema de la salud en las ciudades

Nuevas cifras demuestran que la obesidad está aumentando en las ciudades del mundo, y Latinoamérica no está ajena a esta tendencia.

Kathmandu, Nepal, donde la obesidad urbana entre mujeres ha incrementado durante la última década.
Kathmandu, Nepal, donde la obesidad urbana entre mujeres ha incrementado durante la última década.
Imagen (Flickr/Indrik myneur)

Según dicen, las ciudades son buenas para tu cintura. Un destacado estudio publicado 2014 en la revista Journal of Transport & Health descubrió que los lugares con redes más compactas de calles e intersecciones —es decir, ciudades densas— están relacionados con niveles menores de obesidad, diabetes, presión arterial alta, enfermedades cardíacas y asma. “Quizás no sea común que la gente explícitamente tome en cuenta temas de salud cuando seleccione un lugar para vivir, pero esta investigación indica que vale la pena considerarlos”, concluyeron los científicos.

PUBLICIDAD

Pero, al incluir a todas las ciudades en el análisis —no sólo las “archidensas”—, el cuadro de la salud se vuelve más complicado. Como bien señaló Aria Bendix de CityLab en una nota publicada en enero 2016, los problemas de salud entre los residentes de ciudades se relacionan fuertemente con sus respectivas clases económicas. Esto sucede en parte porque vecindarios donde predominan las poblaciones minoritarias y personas pobres han quedado abandonados por decisiones desastrosas en cuanto al urbanismo: calles grandes, carreteras principales que atraviesan comunidades y líneas de tren que quedan muy lejos de las poblaciones de clase obrera que las necesitan.

Las implicaciones de esto son de gran envergadura. En un artículo publicado esta semana en colaboración con la International Conference on Urban Health (Conferencia Internacional sobre la Salud Urbana) en San Francisco, legisladores de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la ONU-Habitat demuestran que los problemas de la salud urbana sólo están creciendo, en parte porque las ciudades también están creciendo. Según calculan los investigadores, ya para 2050 la mitad de las personas del mundo vivirán en ciudades y unos dos mil millones lo harán en barrios pobres. En todo caso, no se puede afirmar que los problemas urbanos de la salud proceden solamente del crecimiento explosivo de la población. Así lo explica el informe:

PUBLICIDAD

[Es] importante enfatizar las maneras en que las ciudades contribuyen a conducta dañina para la salud. Sistemas de transporte [público] de mala calidad y demasiada dependencia en transporte motorizado han dado por resultado que las personas pasen más tiempo viajando a sus trabajos. Malas políticas de urbanismo —junto a horarios extendidos de trabajo y viajes entre la casa y el trabajo— hacen que se restrinja el acceso a alimentos saludables. [Y esto], sumado a una mayor participación de las mujeres en la fuerza laboral, ha contribuido a cambios dietéticos que favorecen comidas convenientes. La interacción de estos factores se refleja en los crecientes índices de sobrepeso y obesidad, particularmente en áreas urbanas y, cada vez más, entre las personas pobres que viven en ciudades.

¿Y cómo se ve todo esto en la vida diaria? Analicemos a la obesidad. En el informe los investigadores citan datos de 2015 del Observatorio de la Salud Global de la OMS. Encontraron que la obesidad —particularmente entre mujeres que viven en ciudades— está en aumento en varios países de África, la región Asia-Pacífico y en países de Latinoamérica.

% de obesidad femenina, de acuerdo a la OMS, en diversos países latinos.
% de obesidad femenina, de acuerdo a la OMS, en diversos países latinos.

Tendencias en la prevalencia de sobrepeso y obesidad entre mujeres que son residentes urbanas, organizado por país (OMS/ONU-Habitat)


Según Carlos Dora, un epidemiólogo que ahora coordina los esfuerzos de la OMS pata fomentar entornos saludables, hay unas cuantas razones importantes por las que las personas que viven en ciudades —particularmente las mujeres— han sufrido aumentos grandes en el índice de obesidad desde 2000.
En Beijing, por ejemplo, puede que se observen algunas personas aprovechando la densidad relativa al caminar o montar bicicleta, pero la contaminación ambiental y a la amenaza de los vehículos motorizados afectan sus organismos en mayor manera. Se trata de un ciclo negativo de retroalimentación: “En cuanto se haga ejercicio, se aumenta el ritmo respiratorio, uno respira más, más aire va a los pulmones y luego uno aumenta su exposición a la contaminación ambiental”. Y, por supuesto, los vehículos que causan la mayor parte de la contaminación en primer lugar hacen que sea todavía más difícil desplazarse en las ciudades.

PUBLICIDAD

Con frecuencia las mujeres y los niños en áreas urbanas se enfrentan a contaminación adicional interior, particularmente si están encargadas de la cocina. Viviendas urbanas apretadas con ventilación sumamente mala no ayudan en estos casos y unos 3.8 millones de muertes anuales —debidas a derrames cerebrales, cardiopatías, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y cáncer del pulmón— están vinculadas con la contaminación del aire en las casas.

La nutrición también forma parte de este rompecabezas de salud, junto con la educación sobre la nutrición [http://www.citylab.com/commute/2012/06/how-cities-can-help-fight-childhood-obesity/2316/] . Lo mismo sucede con el agua potable y el manejo de la basura. “Si vamos a abordar el tema de la salud de poblaciones en ciudades, hay que aplicar un enfoque holístico”, concluyen los redactores del reporte.

La clave para resolver todos estos asuntos urbanos de salud —por muy intricados que parezcan— es abandonar las políticas que hablan sólo del cuidado de salud orientado hacia el tratamiento, el cual solamente reconoce asuntos de salud después de que hayan surgido. Los urbanizadores en todas partes tienen que reconocer que los problemas urbanos de la salud crecen desde el meollo mismo de la ciudad hacia fuera y que la enfermedad empieza en sus huesos (de planeación urbana). La buena noticia es que el remedio también empieza allí.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.