Robert Robinson, de 17 años, y Christopher Atkins, de apenas 12 años, fueron detenidos y acusados de asesinato en primer grado al ser los principales sospechosos de acabar con la vida de tres adolescentes en el condado de Marion, en Florida. Según autoridades, las víctimas y los presuntos victimarios se conocían y al parecer tenían vínculos con pandillas. Un tercer implicado aún está siendo buscado por la policía.
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