Son indígenas y son transgénero: Estas mujeres pasaron de los castigos de su comunidad a la libertad de los cafetales
En los parajes donde se cultivan los granos de café colombiano vendidos en las cafeterías más prestigiosas del mundo, un grupo de jóvenes mujeres transgénero indígenas salen de sus comunidades para encontrar trabajo e independencia en las haciendas cafeteras.
Mariana es una mujer transgénero indígena Embera. Trabaja junto a varias compañeras de su etnia recolectando granos de café en Santuario, Colombia. Los cuerpos menudos pero fuertes de las indígenas Embera son apreciados para la faena de recolección en las haciendas cafetaleras.
Víctor Galeano
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Elsa, otra mujer trasngénero Embera, se escurre entre los árboles de café para recoger los granos. Cuenta que se vistió de mujer por primera vez cuando tenía nueve años.
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Después de haber pesado el café recolectado durante el día, Elsa toma un descanso. Cuenta que se siente mujer desde que tiene uso de razón, pero vive dedicada a convencer al resto de que es así.
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En un descanso de la recolección, Viviana, otra adolescente transgénero Embera de 15 años, se limpia la tierra de las manos.
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Las Embera y otros recolectores pesan la cosecha de granos al finalizar cada jornada, la rutina en las haciendas cafetaleras para saber la paga que corresponde a cada uno. En otras épocas del año, ese trabajo es pagado por la cantidad de horas.
Victor Galeano
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El rechazo de algunos miembros de sus familias empujan a las mujeres transgénero indígenas fuera de sus comunidades. En las haciendas cafetaleras se independizan, la mayoría de ellas antes de los 18 años, una edad en la que todavía no es legal trabajar en Colombia.
Victor Galeano
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Al finalizar cada día en época de cosecha, las mujeres transgénero Embera pasan las noches en los ‘cuarteles’. Estas son habitaciones llenas de literas improvisadas con madera y colchonetas sucias que comparten los trabajadores de las haciendas cafetaleras.
Víctor Galeano
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Elsa se maquilla para salir de paseo al caserío más cercano, parte de la rutina del grupo al terminar la jornada de recolección.
Víctor Galeano
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Viviana posa para una fotografía el la litera del 'cuartel' donde duerme.
Victor Galeano
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Elsa y Eliana, vestidas y listas para salir despues de la cosecha.
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Angélica, de 16 años, contó que su madre le permitió usar ropa de mujer con la condición de que fuera un vestido tradicional de su etnia.
Victor Galeano
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Mariana enseña una foto a una de sus compañeras en el 'cuartel' donde viven.
Victor Galeano
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Karen, otra de las mujeres transgénero indígena, posando para una fotografía fuera del 'cuartel'.
Víctor Galeano
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Montañas cafeteras de Santuario. En la zona se cultivan granos de café colombiano para la exportación.
Víctor Galeano
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Los fines de semana, si no salen al pueblo, se quedan en las fincas jugando cartas, simplemente descansando para luego ir de fiesta.
Victor Galeano
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Cada sábado se gastan lo que han ganado en celebraciones intensas que son parte de su rutina. Toman alcohol con entusiasmo y fuman marihuana con sensualidad hasta el delirio.
Victor Galeano
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Las recolectoras de café consiguen lo que necesitan en las pequeñas tiendas del pueblo. Elsa, Angélica y su pareja hacen compras en un pequeño comercio de Santuario.
Víctor Galeano
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Elsa y su pareja esperan a las afueras de una casa donde Angélica recibe su inyección de estrógenos.
Víctor Galeano
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La inyección de estrógenos es parte de la rutina de las mujeres transgénero indígena Embera para aumentar el volumen de sus glúteos.