36 años sin saber dónde descansa un padre, un hijo, un hermano. Fue el tiempo que pasó para que decenas de familias argentinas que perdieron a alguien en la Guerra de Malvinas de 1982 entre Argentina y Reino Unido pudieran saber dónde estaba sepultado su ser querido. Equipos forenses en coordinación con el Comité de la Cruz Roja Internacional cotejaron ADN de 90 de los que están enterrados en las islas. A una semana de que se cumpliera un nuevo aniversario del conflicto, las familias juntas viajaron.
En 1983, un oficial del ejército británico organizó en el cementerio de Darwin, en el este de las islas, un entierro apropiado y cuidadoso de soldados argentinos que en medio de la guerra habían sido sepultados deprisa. El cementerio tiene 237 tumbas,
123 de las cuales llevaban hasta ahora la inscripción: “Soldado argentino solo conocido por Dios”.
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Darwin fue el escenario de una de las batallas más duras entre las tropas argentinas y la fuerza expedicionaria británica. Entre el 28 y 29 de mayo se enfrentaron en la batalla de 'Goose Green', al final de la cual murieron 55 argentinos y 18 británicos.
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Un trabajo forense coordinado por el Comité de la Cruz Roja Internacional permitió que 90 de esas 123 tengan ahora una placa de mármol negra con el nombre de fallecido.
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Los expertos lograron la identificación de los restos usando perfiles de ADN suministrados por familiares de los soldados argentino caídos.
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En junio de 2017 los expertos de Cruz Roja empezaron el trabajo en el terreno con la exhumación de los cuerpos enterrados en el cementerio de Darwin.
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En diciembre de 2017, se le entregó los datos recabados al gobierno argentino."Nos alegra saber que será posible devolver la identidad a muchos de los soldados no identificados y con ello brindar respuestas a una gran parte de las familias que esperan hace más de treinta años", afirmó el director de Actividades Operacionales del CICR, Dominik Stillhart.
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Finalmente, el 26 de marzo, unos 214 familiares de los soldados enterrados en el cementario argentino de Darwin viajaron desde Buenos Aires a las islas para participar en una ceremonia de reconocimiento y honores a los caídos.
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36 años después de la guerra, muchos de los familiares son personas de edad avanzada, lo que dificultó la logística del viaje a las islas.
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Padres, esposos, hermanos, hijos, pudieron ver por primera vez el nombre de sus seres queridos en la lápida al pie de la cruz blanca donde reposan sus restos desde 1982.
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Pese a las complicaciones logísticas y políticas que implica para esas familias tener las tumbas de seres queridos e miles de kilómetros de distancia, ellos consideran que están enterrados en "territorio argentino" y por tanto no piden una "repatriación".
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El cementerio fue creado en 1982 por el entonces capitán de la armada británica Geoffrey Cardozo, quien encabezó un equipo que recogió los cuerpos de soldados argentinos que habían quedado, a veces sin enterrar, en diferentes partes de las islas. Aunque ese trabajo se culminó meses después de finalizado el conflicto, el clima seco y frío de la zona ayudó a preservar los restos.
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"Yo tenía una responsabilidad sobre estos huérfanos, que eran unos luchadores formidables. Hice lo que podía para identificarlos”, dijo Cardozo durante un homenaje que le hicieron en el Congreso argentino antes del viaje a Malvinas. El excapitán británico siguió llamando a los soldados que enterró "mis chicos".
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El cementerio de Darwin tiene un mural donde están inscritos los nombres de los 649 argentinos muertos en el conflicto que empezó el 14 de abril con la invasión de fuerzas élite argentinas y terminó el 2 de junio con la capitulación de Buenos Aires.
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Hoy Goose Green, en el seno Choiseul, es una pradera bucólica, donde pocas cosas recuerdan la dura y sangrienta batalla que se produjo en 1983 entre británicos y argentinos.
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En 1983, un oficial del ejército británico organizó un entierro apropiado y cuidadoso de soldados argentinos en medio de la guerra habían sido sepultados deprisa. El cementerio tiene 237 tumbas, 123 de las cuales llevaban la inscripción: “Soldado argentino solo conocido por Dios”. Por el trabajo forense, ya 90 de esas 123 tienen una placa de mármol negra con su nombre.