La profunda crisis económica obligó a miles de venezolanos a refugiarse en Colombia y algunos de ellos se han convertido en repartidores para poder subsistir. Sin importar su profesión han encontrado que trabajando para la aplicación Rappi, que los conecta a través del teléfono con clientes que solicitarán entregas, pueden llegar a ganar el equivalente a un dólar por hora. En un intenso y largo día de trabajo pueden alcanzar aproximadamente el salario mínimo de todo un mes en Venezuela, pero en Colombia apenas les alcanza para sobrevivir.