📷 El éxodo venezolano en Ecuador: entre la solidaridad y las puertas que se cierran
La decisión de Ecuador de exigir pasaporte a los venezolanos puso una nueva traba a miles de migrantes que en los últimos meses han salido en masa de Venezuela como consecuencia de la crisis económica y política. Las nuevas exigencias burocráticas suponen que se les cierre la puerta a muchos, ya que obtener o renovar un pasaporte venezolano es casi una misión imposible.
Hasta el 18 de agosto, cuando Ecuador comenzó a exigir el pasaporte a los venezolanos para acceder al país, se calculaba que miles de ellos pasaban por el puente fronterizo de Rumichaca cada día. Esta frontera entre Colombia y Ecuador era la entrada más regular y segura para los migrantes de Venezuela.
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Las filas para sellar el pasaporte en el puesto de migración ecuatoriano podían durar hasta 8 horas.
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Las autoridades migratorias ecuatorianas marcaban con un número a quienes esperaban sellar su pasaporte para seguir su viaje.
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Esta imagen de personas esperando a sellar su pasaporte en medio de maletas y bultos con sus pertenencias más preciadas en el puesto fronterizo de Rumichaca ha sido habitual durante meses. Ahora, la decisión de Ecuador de exigir el pasaporte a los venezolanos supone, en la práctica, el cierre de esa frontera para muchos.
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La gran mayoría de los venezolanos que huye de la profunda crisis económica en su país no posee ese pasaporte debido a que el gobierno no está entregando este documento por la falta de material. En la imagen, una mujer llora en el patio de migración ante el problema de no poder entrar con su hijo que no tiene pasaporte.
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En los últimos meses, las filas de entrada y salida a Ecuador estaban colapsadas. Desde el sábado, muchos venezolanos que no tienen pasaporte se han quedado varados.
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La medida entró en vigor mientras decenas de venezolanos estaban en tránsito por Colombia, por lo que se enteraron de su existencia al llegar al punto de migración. En la imagen, una funcionaria de reparte los pasaportes sellados a un grupo de migrantes.
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Ahora, muchos venezolanos que no tienen pasaporte se están viendo obligados a entrar de manera ilegal por trochas y caminos alternativos, con los riesgos que eso implica para su seguridad. En la imagen, un grupo de migrantes se refleja en un cartel de turismo de Colombia.
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Un hombre abraza a su hija con una manta. En la frontera de Rumichaca, las temperaturas en la noche pueden llegar a los 5 grados centígrados.
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Enrique hace corazones con los bolívares que trajo de Venezuela que valen menos que el papel. Con la venta, pretende conseguir dinero para seguir su viaje.
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Una mujer cambia dinero en el puente de Rumichaca. Al cambiar sus bolívares, muchos venezolanos se encuentran que todo su patrimonio no vale más de 10 dólares al cambio y ven la necesidad de pedir para seguir su viaje.
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Pese a que la exigencia del pasaporte es nueva, desde hace meses lo pedían en Rumichaca: separaban a quienes lo tenían de los que solo traían cédula. La cancillería de Ecuador justificó la decisión como una medida "para garantizar la seguridad" ya que, aseguran, los documentos de identidad venezolanos "no cuentan con las seguridades necesarias para la identificación en el tipo de lectores establecido por el sistema migratorio ecuatoriano".
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Los venezolanos, que salen de su país sin dinero, usan cualquier medio de transporte a su alcance para avanzar en el camino. Hacen tramos a pie, otros en autobús, o suben a cualquier vehículo que se ofrezca a llevarlos. En la imagen, un camión de la Cruz Roja colombiana con ayuda humanitaria transporta a migrantes venezolanos a la frontera.
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Un grupo de migrantes venezolanos viaja en la cabina de carga de un camión que se dirige a la frontera entre Ecuador y Colombia.
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Migrantes venezolanos esperan, cansados, después de muchas horas, para cruzar la frontera, en la estación de buses de la ciudad ecuatoriana de Tulcán, donde emprenderán de nuevo su viaje al sur.
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Esta ciudad es la primera población que pisan los venezolanos despues de cruzar la frontera con Colombia. Desde esta terminal proseguirán su destino hacia otras ciudades de Ecuador u otros paises más al sur como Perú, Chile o Argentina. El gobierno peruano también ha anunciado que exigirá pasaporte a los venezolanos a partir del próximo 25 de agosto.
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Los controles por parte de la policía ecuatoriana de los autobuses que parten de Tulcán hacia otras ciudades se dan en todo el camino hasta la ciudad de Ibarra. En los controles, buscan drogas o productos de contrabando, pero también revisan los papeles de los migrantes.
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El terminal de Cárcelen, en Quito, se ha convertido en un lugar donde pernoctan los recién lelgados a la capital. Allí, muchos de ellos esperan días para conseguir dinero para el pasaje que les lleve a Perú o Chile.
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Jhenfies Martinez tiene 19 años y lleva junto a su familia más de 20 días de viaje. Él sufre de diabetes pero es intolerante a la insulina y necesita de una medicina que le mandaban desde España. En el camino ha tenido varias crisis por su salud.
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Los venezolanos se han convertido en habituales en los albergues habilitados para migrantes en toda la región. En la imagen, un grupo de ciudadanos de ese país cena en un centro de acogida de Ipiales (Colombia).
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El albergue Jesús Migrante es el único lugar de acogida en Tulcán, Ecuador, la ciudad fronteriza donde llegan los migrantes después de pasar el puente de Rumichaca. El albergue lo abrió en su propia casa Yolanda Montenegro hace ya 14 años. Antes pasaban refugiados colombianos y haitianos, ahora los caminantes que llegan son de Venezuela.
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Familias ecuatorianas voluntarias reparten ayuda en el terminal de buses de Cárcelen (norte de Quito), donde muchos de los migrantes venezolanos duermen esperando conseguir dinero para seguir su camino hacia Perú.
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Al igual que la solidaridad de muchos ecuatorianos se hizo presente dando mantas y comida, también han aparecido en la ciudad carteles de rechazo xenófobos hacia los venezolanos.
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Un grafitti en el camino de los migrantes venezolanos recuerda que "Nadie es ilegal". Las sociedades de paso de estos caminantes se han dividido entre los que ayudan dando comida ropa y aliento y los que han visto en esta migración una excusa para expresar su miedo y su xenofobia.