Lo que era hasta hace poco una acogedora comunidad de playa y pesca, ahora es un paisaje apocalíptico de casas vueltas escombros por el imparable avance del mar. Apenas una docena de habitantes vive ahora en esta localidad costera, que es muestra de las consecuencias del calentamiento global que -según pronósticos- desplazará a millones de mexicanos en los próximos años.