WASHINGTON, D.C. – En medio del cierre parcial del gobierno federal, esta semana comenzó la demolición del Ala Este de la Casa Blanca, una sección emblemática del icónico edificio presidencial, que el presidente Donald Trump aspira a convertir en un inmenso salón de baile.
Demolición del Ala Este de la Casa Blanca levanta una nube de críticas
El presidente Donald Trump dio comienzo a la demolición parcial del Ala Este de la Casa Blanca, donde se construirá un salón de baile, valorado en $250 millones y financiado con fondos privados. La obra se realiza en medio de críticas y de un cierre parcial del gobierno federal.

La maquinaria pesada avanza entre columnas centenarias, mientras surgen voces críticas sobre el impacto y el costo del proyecto.
Según información publicada por AP, el nuevo salón de baile, ocupará aproximadamente 8,361 metros cuadrados y tendrá capacidad para 999 invitados, quintuplicando la afluencia máxima actual. La estructura, con paredes de vidrio y diseño arquitectónico integrado a la Casa Blanca, buscaría combinar modernidad con el legado histórico del edificio.
El costo estimado de esta transformación asciende a $250 millones, financiados mediante donaciones privadas de gigantes tecnológicos y corporativos como Apple, Amazon, Lockheed Martin y Coinbase.
El objetivo deTrump es completar la obra antes de que finalice el cuatrienio para el que fue electo, en enero de 2029.
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El motivo de las críticas
Aunque en un principio se aseguró que la obra no afectaría la integridad histórica del Ala Este, el periódico The Washington Post reportó que las fotografías recientes muestran la fachada parcialmente derribada.
La acción provocó críticas de demócratas y defensores del patrimonio histórico, quienes consideran que el proyecto responde más a un interés elitista que a prioridades nacionales.
Asimismo, el Departamento del Tesoro emitió instrucciones para que sus empleados no compartan imágenes de la demolición, lo que, según el mismo medio, ha alimentado la especulación sobre la transparencia del proceso.
El inicio de la demolición se dio sin que la Comisión Nacional de Planificación de la Capital (NCPC, por sus siglas en inglés) hubiera aprobado formalmente los cambios estructurales. Expertos legales han señalado que algunos aspectos de la obra podrían no requerir autorización previa, pero han cuestionado la falta de transparencia.
El Ala Este, parte de la Casa Blanca desde la Segunda Guerra Mundial, ha sido renovada en el pasado, pero nunca demolida y menos para dar paso a espacios de uso privado.
Historiadores y analistas temen que el proyecto siente un precedente que permita modificaciones estructurales en función de los intereses personales del presidente al mando.
Qué dicen objetores y defensores
Los defensores destacan que el salón permitirá albergar eventos de gran envergadura y ofrecer un espacio moderno para recepciones internacionales y celebraciones oficiales.
Por su parte, líderes demócratas han criticado el proyecto, señalando que representa una mala priorización de recursos y una alteración del valor simbólico de la residencia presidencial.
Gobernador de California, Gavin Newsom: “Trump está destrozando la Casa Blanca como está destrozando la Constitución”.
Hillary Clinton: "No es su casa, Es tú casa. Y él la está destruyendo".
It’s not his house.
— Hillary Clinton (@HillaryClinton) October 21, 2025
It’s your house.
And he’s destroying it. pic.twitter.com/YchFF5U1nO
Senadora Elizabeth Warren: “Trump no puede oírte por el ruido de las excavadoras”, escribió en X.
Representante Suzan DelBene: Esta renovación “demuestra que Trump se preocupa más por él que por el país”.
Los críticos cuestionan la pertinencia de gastar millones en un salón de gala mientras persisten otras necesidades nacionales urgentes, como la modernización de infraestructura, la atención a programas sociales y la inversión en educación y salud, según los reportes de The Washington Post.
La Casa Blanca asegura que el diseño y la construcción cumplen con todas las regulaciones y que el proyecto busca integrar la modernidad sin sacrificar el valor histórico del edificio.
Algunos legisladores republicanos respaldaron la obra. El senador Rick Scott publicó una foto junto a Trump frente a la construcción y expresó su entusiasmo por el proyecto.
Sin embargo, no todos en el partido están de acuerdo: el exrepresentante Joe Walsh (R-IL) dijo que, si se postula en 2028, hará campaña "prometiendo demoler el salón de baile de Trump”.
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